Creando una mejor normalidadMuestra
Sentimientos y fe
Cuando nos llegan pensamientos y sentimientos negativos generalmente los dejamos de lado y continuamos. Pero, ¿y si crear una mejor normalidad no es ignorar nuestras emociones sino descubrir qué lecciones podrían estar enseñándonos? ¿Y si fuera tiempo de dejar de encubrir nuestros sentimientos y comenzar a presentarlos a Dios, tal como son?
Jesús no desconoce las emociones. Durante su tiempo en la tierra experimentó todas las emociones que nosotros experimentamos. Al hablar con Dios no tenemos que censurar nuestros pensamientos ni diluir nuestros sentimientos. En efecto, cuando somos honestos acerca de nuestros sentimientos, usualmente acrecentamos nuestra fe.
A Jesús le interesa profundamente lo que es importante para nosotros. Él lleva nuestras cargas, y nos dice que podemos decirle lo que nos preocupa porque Él cuida de nosotros.
La convincente historia que ilustra la fuerza con que procesamos nuestras emociones es la de Jesús al resucitar a Lázaro. Jesús se preocupa profundamente por Lázaro, pero no lo sana de inmediato. Al ir a visitar a la familia doliente, Jesús habla con Marta y María de sus desilusiones, de su tristeza y de su dolor. Mira lo que sucede cuando María es sincera acerca de sus sentimientos:
Cuando María llegó y vio a Jesús, cayó a sus pies y dijo: —Señor, si tan solo hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Cuando Jesús la vió llorando y vio a la gente lamentándose con ella, se enojó en su interior y se conmovió profundamente. … Entonces Jesús lloró. Juan 11:32-33, 35 NTV
María no trató de controlarse antes de hablar con Jesús. Ella llegó desconsolada. Lloró y gimió y le dijo honestamente lo que pensaba —aunque sus pensamientos eran audaces y directos. Jesús no la criticó por su honestidad. No le dijo que se calle, que lo supere o que tenga más fe. Al contrario, Él mismo experimentó emociones. Incluso lloró con ella.
Luego Jesús fue a resucitar a Lázaro. Lo que aprendemos de la historia es que sin importar cuál sea el resultado de nuestra situación, Jesús estará sentado a nuestro lado durante la espera.
Dejemos de fingir que estamos bien al encontrarnos con nuestro Padre. Dejemos de ignorar nuestras emociones y de arreglar nuestros problemas. En vez de hacerlo, miremos a María. Vayamos ante Jesús sabiendo que Él promete estarcon nosotros en nuestros sentimientos.
Ora: Dios, gracias por prometerme estar conmigo a pesar de lo que siento o lo que estoy enfrentando. Jesús, llego ante Ti con todos mis sentimientos. Revélame todo lo que estás tratando de enseñarme a través de estas emociones y muéstrame las maneras correctas de tratarlas. En el nombre de Jesús, amén.
Desafío: Considera anotar cómo te sentiste la semana pasada. ¿Por qué estás agradecido con Dios?¿Contra qué estás luchando por lo que necesitas pedir ayuda a Dios?
Acerca de este Plan
En medio de crisis e incertidumbre, muchos de nosotros estamos deseando volver a la normalidad. Pero, ¿y si es hora de crear una mejor normalidad? En este Plan bíblico de 7 días, descubriremos cómo dejar de buscar el control y empezar a buscar a Dios.
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