¿Por qué es tan difícil perdonar?Muestra
La mujer sorprendida en adulterio
Un día, cuando Jesús estaba enseñando en los atrios del Templo, los líderes y maestros religiosos le trajeron a una mujer a Jesús a causa de su pecado. Le dijeron que esta mujer había sido sorprendida en el acto de adulterio. Jesús no necesitaba que le recordaran la ley, pero lo hicieron de todos modos. “En la Ley, Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres”(Levítico 20:10 NVI). Entonces le preguntaron a Jesús qué pensaba sobre el asunto.
Con calma, Jesús se agachó para hacer algo inesperado:se puso a escribir en la tierra.Luego dijo: “Aquel de vosotros que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”(Juan 8:7 NVI).Se inclinó de nuevo para seguir escribiendo en la tierra y, poco a poco, los acusadores se alejaron.
Una parte interesante en esta historia es que ellos estaban tratando de atrapar a Jesús con la pregunta. Querían ver si él defendería la ley o no, y sin embargo, ellos no cumplieron la ley por completo. Si esta mujer fue sorprendida en el acto de adulterio, se olvidaron de traer al hombre con el que estaba, ya que la ley decía que ambos debían ser asesinados.
Jesús le preguntó a la mujer dónde estaban sus acusadores, le dijo que no la iba a condenar y que dejara su vida de pecado. No hubo ningún discurso sobre “¡cómo has podido hacer esto!” ni se le dio un proceso de 10 pasos para ayudarla a salir del lío en el que estaba metida. Sólo hubo una orden simple, pero poderosa, expresada por un tierno Salvador que realmente quería que ella “se fuera y no volviera a pecar”.
Que Jesús le dijera a esta mujer que no la condenaba y luego la enviara por su camino era una vergüenza para los fariseos y los maestros de la ley. Ellos se atenían plenamente a sus leyes, lo que dio paso al elitismo espiritual. Era lo único que tenían y en lo que confiaban. Si supieran lo mucho que el perdón de Jesús podría enriquecer sus vidas.
Puede que seamos nosotros los que necesitemos perdón en cualquier situación. Tal vez seamos nosotros los que hemos cometido un acto indescriptible que ni siquiera hemos procesado; y para eso necesitamos escuchar a Jesús:Él no nos condena, sino que desea que dejemos nuestras vidas de pecado. Pero también podemos ser nosotros los que necesitamos extender el perdón. Esta mujer cometió un pecado que tenía como consecuencia la muerte, y sin embargo Jesús no la condenó.
Mientras procesas esta historia de perdón y redención significativos, pídele a Dios que examina tu corazón y te ayude a ver dónde necesitas recibir o extender el perdón.
Escritura
Acerca de este Plan
Todos nosotros necesitamos perdón, pero con demasiada frecuencia lo tratamos como algo opcional, cuando en realidad es un requisito previo para crecer en nuestra fe. En este Plan de 5 días descubre la esperanza y la verdad en diferentes relatos bíblicos sobre el perdón a medida que lo recibimos para nosotros mismos y lo extendemos a los demás.
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