¿Por qué es tan difícil perdonar?Muestra

José

La historia de José viene de Génesis, el primer libro del Antiguo Testamento. Él es el hijo de Jacobo, a quien Dios finalmente le cambió el nombre por el de Israel. La vida de José estaba llena de dificultades, ya que sus hermanos lo vendieron como esclavo a la edad de 17 años.

Poco después de que José llegara a Egipto, fue vendido al capitán de la guardia llamado Potifar. Génesis 39 nos dice que “el Señor estaba con José y las cosas le salían muy bien”, y eso incluía servir a Potifar. José finalmente se convirtió en el asistente personal de Potifar y estuvo a cargo de todo en su casa.

Mientras que casi todo parecía ir bien en casa de Potifar, la esposa de Potifar provocó problemas. Continuamente le hacía insinuaciones sexuales a José, pero él se mantuvo como un hombre de integridad. De hecho, Génesis 39:10 dice que “Y por más que ella lo acosaba día tras día para que se acostara con ella y le hiciera compañía, José se mantuvo firme en su rechazo”.Desafortunadamente, José fue arrojado a prisión donde pasaría la siguiente década cautivo por algo que no hizo.

El dolor y las dificultades prevalecían en la vida joven de José, y sin embargo, no dejó de trabajar duro ni de ser un hombre íntegro. Si bien esos rasgos son dignos de aplauso, la lección más impresionante que podemos aprender de la vida de José fue su capacidad de perdonar a sus hermanos. Ellos lo traicionaron profundamente, y sin embargo él eligió perdonarlos y ver un panorama más amplio. 

En Génesis 50:20, José dijo:“Es verdad que vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente”. Cuando José tenía 17 años y fue vendido como esclavo, no sabía cómo Dios estaba preparando todos los detalles de su futuro. José podría haber estado amargado y enojado, pero en cambio trabajó duro sin importarle dónde estaba y cuáles eran sus circunstancias. Con el paso del tiempo, José comprendió por qué sucedieron estos eventos en su vida.  

Todos hemos pasado por situaciones difíciles en nuestras vidas. Algunas de ellas fueron causadas por otra persona, y otras las provocamos nosotros mismo. Independientemente de cómo nos encontremos en situaciones no deseadas, Dios ciertamente puede usarlas para beneficio de otros. 

Quizás alguien te traicionó tan profundamente que no crees que puedas volver a confiar. Puede haber habido una pérdida en tu vida que hizo que tu esperanza se evaporara. Esas no son experiencias agradables, pero la forma en que las enfrentamos y nos sanamos a través de ellas podría ser la clave para desbloquear no solo nuestra propia libertad, sino también la de otra persona. 

¿Hay un área en la que albergas amargura y necesitas perdonar a alguien por cómo te lastimo? Pídele a Dios que te lo revele. Con el tiempo, Él te mostrará cómo puede redimir tu dolor para beneficiar a otra persona.