Duelo con esperanza Muestra

Dios con nosotros 

No siempre entenderemos la voluntad de Dios. Sus caminos y pensamientos superan los nuestros. Tampoco nos gustará siempre la voluntad de Dios. Porque nuestros anhelos son insatisfechos y cuando el dolor aterriza en nuestra puerta, seguramente no nos guste. 

En nuestro duelo, nos sentimos totalmente decepcionados. Decepcionados con las personas, las situaciones y, sí, incluso con Dios. A menudo no queremos expresar eso, pero honestamente, es como nos sentimos a veces. Deseamos un resultado particular, y como Él es el Dios del universo, sabíamos que podía hacerlo realidad. Pero no lo hizo. Y nos sentimos decepcionados y nos preguntamos si a Él le importa. 

Tenemos que recordar que cuando nos sentimos paralizados en nuestro dolor y nos sentimos solos, Dios no está lejos. Algunos piensan que su dolor significa que Dios está ausente de ellos. No lo está, y nunca lo estará. Él es omnipresente, más cercano que nuestro aliento y Su Espíritu es nuestro constante compañero. No nos ha dejado para que superemos solos este intenso dolor. Él es Emanuel, Dios con nosotros. 

• Él no se espera que camines por los “valles tenebrosos” (Salmo 23:4 NVI), por tu cuenta. Él te guiará a través de ellos. 
• No requiere que tengas tu propia fuerza, sino que “El Señor omnipotente es mi fuerza” (Habacuc 3: 19 NVI). Él te la suministra. 
• No exige que reúnas tu propia fuente de entendimiento, mas “confía en el Señor con todo tu corazón” (Proverbios 3:5 NVI). Él te está guiando en tu camino.

Incluso cuando nuestro dolor parece tener una garra mortal en nuestros corazones, todavía podemos llorar con esperanza. La esperanza que tenemos al saber que esta tierra no es nuestro hogar y que un día no volveremos a experimentar ninguna oscuridad emocional, física o espiritual. Porque estaremos con Jesús.