Duelo con esperanza Muestra

Diferentes tipos de pérdidas 

Cuando escuchamos la palabra duelo, a menudo pensamos en la pérdida de personas. Aunque esa es una parte importante de la pérdida, no es la única. Hay diferentes tipos de pérdidas que conllevan una variedad de sentimientos. Algunas son repentinas e inesperadas, mientras que otras se ven venir. Perdemos cosas diariamente y sufrimos por esas pérdidas, no importa lo grandes o pequeñas que sean. La muerte de una expectativa, de un sueño, de una temporada, de una idea o de una amistad puede provocar una tristeza extrema. Consideremos algunos tipos de pérdidas que experimentaremos en la tierra. 

Pérdida de una persona
Las relaciones son regalos preciosos de Dios. Él quiere que amemos y disfrutemos de las personas. La pérdida de la vida es el tipo de pérdida más difícil porque es definitiva. En 1 Tesalonicenses 4:13, se nos dice que los creyentes en Jesús se afligirán de manera diferente a los que no tienen esperanza. El versículo no nos dice que seamos fuertes y no nos aflijamos. El apóstol Pablo nos dice que nos aflijamos, pero con esperanza en la mente. Podemos afligirnos profundamente y, al mismo tiempo, experimentar plenamente la alegría de Cristo, sabiendo que un día nos reuniremos con nuestros compañeros creyentes en Cristo.

Pérdida de un sueño
Cuando nuestros sueños, planes y esperanzas no se cumplen de la manera que queríamos o incluso en absoluto, una pena se instala sobre nosotros. Dudamos y nos preguntamos si algo bueno nos llegará en el futuro. Está bien estar decepcionado por no haber conseguido lo que queríamos. Pero, es en este tiempo que podemos mirar a Jesús y ver cómo está perfeccionando nuestra fe. Nuestros sueños pueden parecer grandiosos, pero los sueños de Dios sobre cómo quiere usarnos en esta tierra superarán con creces nuestro limitado punto de vista. 

Pérdida de una temporada
Mirar hacia atrás en nuestras vidas es bastante común. Ya sea que nos lamentemos por una temporada en la que fuimos la estrella de un equipo deportivo o que deseemos que nuestros hijos sigan siendo jóvenes, puede ser doloroso. Pero, así es la vida, siempre avanza aunque no lo queramos. Al recordar las temporadas pasadas, demos gracias a Dios por ellas y luego alegrémonos por el futuro que Dios nos ha dado. Porque con las nuevas estaciones vienen nuevas alegrías.

Podemos experimentar estar en lo más alto, pero también podemos caminar por los valles más oscuros. Cuanto más amamos, necesitamos, esperamos y dependemos de alguien o de algo, mayor es la pena. La intensidad de nuestro duelo dependerá de la esperanza que hayamos depositado en la pérdida. Al ser pacientes en nuestro proceso de duelo, confiemos en que Dios está resolviendo las cosas para Su gloria y nuestro bien.