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Adoptado

Por S. George Thomas

Cuando Julia Norris tenía 20 años, participó en "Semestre en el mar", un programa para que estudiantes universitarios viajaran por el mundo en un barco y visitaran orfanatos en varios países tercermundistas. Las imágenes vistas ahí nunca se borraron del corazón de Julia, y Dios hizo nacer en ella una pasión por los niños huérfanos.

En el verano del 2000, Julia lideró un viaje misionero a un orfanato en China. Ella esperaba que su corazón fuera cautivado por todas las niñitas en el orfanato, pero en su lugar pasó la mayor parte de su tiempo con los niños mayores. Un niño, en particular, llamó su atención. Su nombre era Jiacheng, y su sonrisa cautivadora le robó el corazón. Un trabajador del orfanato le dijo a Julia que dos años atrás Jiacheng había sido encontrado deambulando bajo un puente, perdido, solo y en completo shock. La policía trató de encontrar a sus padres, pero no pudieron localizarlos. Para ese momento, Julia sabía que Dios la estaba guiando a hacer algo para ayudar a este pequeño niño, pero no sabía qué podía hacer.

Cuando Julia volvió a los EE.UU., no podía dejar de pensar en Jiacheng. Mientras tanto, continuó orando y pidiéndole a Dios que le mostrara qué hacer. Aunque siempre había deseado ser madre, era soltera, tenía 33 años, y siempre había planeado casarse primero. Pero Dios la guió a seguir adelante y comenzar los trámites de adopción. Nueve meses después, su adopción finalizó y él se convirtió finalmente en su hijo. Cambió legalmente su nombre a Christian Jiacheng Norris, y se mudó a la casa de Julia en la pequeña ciudad de Easton, Maryland, cerca de Chesapeake Bay.

Como Julia quería que Christian creciera con un hermano, adoptó otro bebé de China en abril de 2004. Esta vez, era una pequeña niña a la que llamó Madison Joy.

A diferencia de muchos niños adoptados, Christian tenía muchos recuerdos de su familia de origen. Siempre que compartía sus recuerdos con Julia, ella los anotaba en caso de que algún día quisiera buscar a su familia. Cuando Christian cumplió 14, le pidió a su mamá que lo ayudara a encontrar a sus padres biológicos. Julia pasó horas registrando Internet buscando por pistas; incluso contrató a un abogado chino para que trabajara en tema.

Después de buscar una y otra vez por más de tres años, una organización sin fines de lucro china que había estado ayudando a Julia con su búsqueda la contactó para decirle que habían encontrado a la familia biológica de Christian y habían descubierto que no lo habían abandonado deliberadamente. En cambio, habían sido separados por un trágico error cuando su papá lo perdió mientras viajaban en autobús. Cuando los padres de Christian se enteraron de que estaba vivo y viviendo en los EE.UU., se alegraron. El padre de Christian rogó que su hijo le perdonara y pidió reunirse con él.

Julia no tenía suficiente dinero como para llevar a toda su familia a China para que Christian pudiera ser reunido con sus padres biológicos. Pero un donante anónimo de su iglesia le dio a la familia dos pasajes de avión, y el jefe de Julia compró el tercer pasaje para Madison. Así que la familia Norris abordó el avión y viajó a Beijing para conocer a los padres chinos de Christian. Tan pronto lo vieron, comenzaron a llorar. Después de 11 años pensando que su hijo estaba muerto, ahora estaba frente a ellos, saludable y entero. El padre de Christian se arrodilló frente a él sollozando mientras le sostenía sus manos. La familia estaba muy agradecida a Julia por todo lo que había hecho para adoptar y criar a Christian. Impresionado, el padre de Christian dijo: "¡Qué una extranjera dedique su amor desinteresado a un niño chino es asombroso!"

El amor desinteresado de Julia por Christian ilustra hermosamente el amor de Dios por nosotros. Tal como Julia rescató a Christian, Dios nos rescató a nosotros cuando estábamos solos y perdidos en la oscuridad, y nos adoptó como suyos. Juan 1:12 dice "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” Y Efesios 1:5 dice: "nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad". Como hombres y mujeres que llevan la imagen de Dios, estamos llamados a seguir Su ejemplo. A través de toda la Biblia puedes encontrar numerosos de versículos donde Dios nos manda a amar e interesarnos por los huérfanos. Santiago 1:27: "La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es esta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupcióndel mundo" Si los huérfanos son tan cercanos y queridos por el corazón de Dios, ¿no deberían ser nuestra pasión también?

Así que, ¿cómo encajan los huérfanos en nuestro llamado como creyentes a llevar el evangelio al mundo? Pues si la Gran Comisión trata de salir y demostrar el amor de Cristo a cada hombre, mujer y niño, entonces los huérfanos están incluidos. Las estadísticas nos dicen que 5.760 niños se convierten en huérfanos todos los días, y se estima que hay 143 millones en el mundo actualmente. Como el Cuerpo de Cristo, llenos de Su amor, tenemos que ser los principales líderes a cargo de cuidar a los huérfanos.

No todos son llamados a adoptar, pero hay otras maneras de involucrarse en el cuidado de huérfanos. Siempre puedes orar por los huérfanos y hablar con tu familia y amigos de maneras en las que puedas ayudarles. Como el donante anónimo de la iglesia de Julia, Dios puede llamarte a orar y apoyar financieramente a aquellos que están involucrados en el cuidado temporal y en el trabajo de adopción. Tal vez Él está tirando de tu corazón para que compartas Su amor con un huérfano a través del cuidado temporal o adoptando un niño de un país extranjero o de una madre soltera que decide dar en adopción a su bebé. Si lo dejas, Dios abrirá tu corazón hacia los niños del mundo que no tienen padres y te mostrará cómo puedes demostrarles Su amor. Agradece hoy a tu Padre Celestial por mostrarte Su amor al adoptarte en Su familia.

Versículo para memorizar

¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios" (Miqueas 6:8 NVI)