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Justicia valiente
Por S. George Thomas
El día que leyó sobre la emancipación de los esclavos del Presidente Lincoln en la primaria, Gary Haugen supo que quería convertirse en abogado. Después, mientras cursaba la secundaria, leyó la biografía de Martin Luther King Jr. del Reader’s Digest y rápidamente se obsesionó con encontrar todo lo que pudo sobre el movimiento de derechos civiles. Justo después de la escuela, fue a Harvard, donde se convenció que de todas la fes y religiones existentes, el cristianismo ofrecía las respuestas más claras en cuanto a vivir justamente.
Después de gradurase, hizo una pasantía en el National Initiative for Reconciliation, una organización de la iglesia en Sudáfrica dedicada a terminar con la segregación racial. Mientras estuvo allí, Gary habló con varios pastores que habían sido golpeados y encarcelados por hablar sobre la injusticia. Mientras pasaba tiempo con ellos, dijo “Lo que más me impresionó de estos pastores era la sorprendente ausencia de temor. Solo hacían lo correcto porque realmente creían que lo que Jesús dijo es la verdad. Y descubrí que cuando yo actuaba como si creyera que lo que Jesús dijo es verdad, yo también vivía sin temor.”
Cuando Gary volvió a Estados Unidos, se inscribió en la escuela de leyes de la Universidad de Chicago y después trabajó como abogado litigante en la división de derechos civiles del Departamento de Justicia de Estados Unidos. Conoció a su esposa, Jan, mientras ella trabajaba como asistente en una firma de abogados y después de casarse, rápidamente se acomodó en la rutina de su nueva vida. Pronto, las preocupaciones de Gary se enfocaron en cuidar a su esposa embarazada, cambiar su coche por una camionetilla y tratar de descubirr cómo mantener la atención de chichos de sexto grado de su clase de escuela dominical. Pero luego, Naciones Unidas lo contactó y le pidió que fuera el líder de la investigación de campo del genocidio en Ruanda.
Gary se subió a un avión y se dirigió a Ruanda para investigar las atrocidades que acababan de suceder. Habló con un padre que había sido forzado a ver mientras sus tres pequeños eran asesinados con machetes. Visitó una iglesia donde estaban los cuerpos calcinados apilados de los que habían venido buscando refugio y en su lugar encontraron la muerte. Y mientras buscaba entre las fosas comunes llenas de cuerpos en descomposición, le dio la vuelta al cuerpo de una mujer y encontró a su bebé muerto debajo de ella.
Gary pasó seis semanas recolectando evidencia para Naciones Unidas para que pudieran establecer un tribunal para enjuiciar a los que perpetraron el genocidio en Ruanda. Para cuando volvió a Estados Unidos, estaba completamente asqueado por todo lo que había visto y oído. Un domingo, sentado en la iglesia, Gary comenzó a pensar en cómo la injusticia está desenfrenada en el mundo hoy. Se dio cuenta de que aunque hay varias organizaciones como World Vision y el Ejército de Salvación que se enfocan en albergar a los indigentes y alimentar a los hambrientos, no podía pensar en ninguna organización cristiana dedicada exclusivamente a llevar a cabo el llamado de Dios por justicia en el mundo.
Durante los siguientes días, Gary pasó mucho de su tiempo libre estudiando la Biblia extensamente para encontrar qué decía sobre la perspectiva de Jesús sobre la justicia. Concluyó que mientras Cristo espera que todos los que lo siguen oren por las víctimas de la crueldad y la injusticia, Él quiere que hagamos más. Nos llama a ayudar a rescatarlos. Gary dice: “El Dios sobre el que leí en la Biblia no es un Dios que simplemente ofrece empatía y mejores deseos. Este es un Dios que quiere que se responsabilice a los malvados y las personas vulnerables sean protegidas—¡aquí y ahora!”
Ese viernes, Gary renunció a su empleo en el Departamento de Justicia. Tres días después inauguró la Misión Internacional de Justicia, una agencia de derechos humanos basada en la Biblia que asegura la justicia para víctimas de esclavitud, explotación sexual y otras formas de opresión violenta. Hoy, 13 años más tarde, la Misión Internacional de Justicia emplea a más de 300 abogados cristianos, investigadores criminales, trabajadores sociales y defensores que luchan incansablemente por las vícitmas inocentes de la esclavitud, tráfico e injusticia alrededor del mundo.
Cuando la Biblia habla de la injusticia, no habla de los momentos en que estás en la tienda y una mujer pasa en la caja rápida con 13 artículos en lugar de los 10 permitidos. El concepto bíblico de justicia sobrepasa nuestras cortes de justicia y nuestra noción de rectitud; se extiende a nuestra vida cotidiana. Mientras tendemos a hablar de “obtener justicia,” la Biblia habla de “hacer justicia” (Salmos 82:3).
Dios es apasionado de la justicia. Escucha sus palabras: No harás injusticia en el juicio (Levítico 19:15). La justicia seguirás (Deuteronomio 16:20). Maldito el que pervirtiere el derecho (Deuteronomio 27:19). Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo. (Salmos 106:3). Los hombres malos no entienden el juicio; mas los que buscan a Jehová entienden todas las cosas. (Proverbios 28:5). Porque Jehová es Dios justo. (Isaías 30:18). Porque yo Jehová soy amante del derecho (Isaías 61:8).
Si Dios es tan apasionado por la justicia ¿no deberíamos serlo nosotros también?
El libro de Amós nos da una pequeña ojeada de cómo se siente Dios cuando no incorporamos la justicia en nuestras vidas. Hablando a los hijos de Israel, Dios dice “Quita de mí la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos. Pero corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo.” (Amós 5:23–24). Aquí puedes ver un poco del enojo de Dios y su corazón roto por estas personas que estaban cantando los himnos correctos y haciendo lo correcto cuando se trataba de adorar en el templo, pero sus vidas no coincidían—no estaban viviendo la justicia de Dios. Fallaron al no ver que el no cuidar de los necesitados, oprimidos y rechazados no puede estar separado de nuesta adoración a Dios.
La injusticia está desenfrenada a nuestro alrededor. Como agentes de cambio de Dios en la tierra, no podemos darnos el lujo de permanecer inactivos. Miqueas 6:8 dice “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.” Hay varias formas en las que puedes ayudar a poner en práctica la pasión de Dios por la justicia: Puedes orar por los que están en esclavitud hoy, encarcelados injustamente y atrapados en el tráfico de personas. Puedes comunicarte con el gobierno y funcionarios corporativos. Puedes ser voluntario y donar tiempo, servicios o dinero a organizaciones que combaten la injusticia y la maldad en el mundo.
Pídele a Dios que te dé hoy Su pasión por la justicia y que te muestre cómo puedes hacer tu parte en la lucha contra la perversa injusticia en el mundo.
Versículo de memoria
Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. Miqueas 6:8
Escritura
Acerca de este Plan
Este devocional de 21 días de Gateway Church busca animarte e inspirarte a seguir la Gran Comisión de Jesús: "Vayan por todo el mundo y anuncien las Buenas Nuevas a toda criatura" (Marcos 16:15 NVI).
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