De la libertad y el perdónMuestra
El hermano mayor implacable
¿Puedes recordar algo gracioso o muy insensato que uno de tus hermanos o hermanas hizo mientras crecías? ¿Hubo alguna ocasión en que tus hermanos se negaron a perdonarte? ¿Cómo te sentiste? Ayer vimos la historia del hijo pródigo. Hoy vamos a considerar la última parte de esa parábola para ver lo que Jesús estaba enseñando acerca de perdonar a los demás. En este capítulo, Jesús relató tres parábolas. Veamos a quién le estaba contando Jesús esta parábola. ¿A quién le estaba hablando Jesús? Fue a los fariseos y escribas de ley, quienes pensaban que eran mejores que los “pecadores”. Debemos tener cuidado de no cometer nosotros el mismo error. ¡El hijo que le había dado la espalda a su propia familia y que había desperdiciado tontamente su herencia volvió a casa! Había regresado con humildad, pidiendo perdón. Pero el hermano mayor se negó a unirse a la celebración. ¿Qué crees que sintió el padre? Mientras que hubo alegría para “bunso” (el más joven) hubo decepción para “kuya” (el mayor). El hermano mayor sentía injusticia, ira y celos.
Pregunta: ¿Qué le sucede a una persona cuando se niega perdonar a alguien?
Pregunta: Cuando escuchas esta historia, ¿con quién te identificas más?¿El padre, el hijo pródigo o el hermano mayor?
¿Hay alguien con quien te resulta difícil relacionarte porque hizo algo malo? O tal vez es algo malo que tú hiciste que lo lastimó. ¿Qué dice Jesús que debemos hacer en este versículo? Ve y reconcíliate con tu hermano. Cuando pensamos en cuánto nos ha perdonado Dios a cada uno de nosotros, ¿no es increíble que todavía nos resulte difícil perdonar a los demás? Dios quiere que actuemos como lo hace Él: Dios siempre está dispuesto a correr hacia la persona que ha hecho algo malo para abrazarlo y perdonarlo. ¿Te resulta fácil hacer eso? ¡¡NO!! Solo por el poder del Espíritu Santo en nosotros podremos perdonar y aceptar plenamente a quienes nos han herido.
Tiempo de reflexión: Piensa en una relación con la que tengas que lidiar: una persona a la que tengas que perdonar o una persona a la que debas pedirle perdón.
Acerca de este Plan
Perdonar es un proceso que lleva tiempo, es costoso y duro. Es restaurar las relaciones mediante la liberación de un pasado doloroso con una actitud de amor. Nada nos mantiene más en esclavitud que nuestra falta de perdón. Rehusar a perdonar nos conduce a la amargura del alma. El perdón es la liberación de la amargura y de la propensión a vengarse. Reabre un futuro de nuevos comienzos: un reinicio.
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