No pierdas el corazón por Jason MeyerMuestra

Dios no ha terminado

Cerraré nuestro tiempo esta semana con una gran verdad teológica: Dios no ha terminado. Podemos mirar nuestras vidas y cuestionar el plan y el diseño de Dios, ¡pero podemos estar seguros de que Él aún no ha terminado con nosotros!

Vemos este mismo punto una y otra vez cuando leemos la Biblia. Dios no había terminado cuando José estaba en prisión, cuando Jeremías estaba en el pozo, o cuando Jonás estaba en el pez. No había terminado cuando Sadrac, Mesac y Abed-nego fueron arrojados al horno de fuego, o cuando Daniel fue arrojado al foso de los leones. No había terminado cuando Faraón estaba oprimiendo a los israelitas, cuando Amán estaba conspirando contra Mardoqueo o cuando Saúl estaba persiguiendo a los cristianos. No terminó cuando la matriz de Sara era estéril, cuando Rut era viuda, o cuando se le dijo a la Virgen María que daría a luz un hijo. No había terminado cuando Naamán tenía lepra, cuando Bartimeo estaba ciego o cuando Lázaro estaba muerto. No había terminado cuando Noé construyó un arca, cuando Aarón hizo un becerro de oro, o cuando David hizo un censo.

Y no olvides que Él no había terminado cuando Jesús fue rechazado por su pueblo natal, traicionado por Judas, abandonado por sus discípulos, negado por Pedro, juzgado por el Sanedrín, condenado por Pilatos, escarnecido por los soldados, clavado en el cruz, y sepultado en el sepulcro.

¿Qué más pruebas necesitamos? Dios no ha terminado con nosotros. No importa dónde estemos o dónde hayamos estado, Dios no ha terminado. No mires simplemente las cosas que son temporales; mira las cosas que son invisibles y eternas.

¿Cómo será nuestra vida cuando Dios cumpla Sus planes y termine Su obra en nosotros? Ni siquiera tenemos una idea de lo genial que será. Nuestras imaginaciones más salvajes y nuestras expectativas más elevadas se quedan cortas. Hope dice: "Todavía no sé cómo se verá cuando llegue ese día, pero sé que llegará, y será mejor que cualquier cosa que pueda imaginar".

Apenas puedo esperar. Dios no ha terminado. En el nombre de Jesús, sigue adelante y no te desanimes.

Deja que la verdad de que "Dios aún no ha terminado contigo" te inunde. ¿Qué te gustaría que Dios hiciera en y con tu vida?