El evangelio del ReinoMuestra

Recuperar el equilibrio 

Toda visión corre el riesgo de humanizarse. Por eso debemos cuidar que nunca deje de ser divina. Pero al mismo tiempo no debemos «espiritualizarla» tanto que deje de ser humana. Dios se hizo hombre, pero nosotros nunca podríamos hacernos Dios. Toda visión refleja a Dios «haciéndose» a sí mismo, y no a nosotros tratando de hacer la visión. El Padre quiso confiar en nosotros y usarnos, y seguirá haciéndolo mientras se lo permitamos. En este tiempo los hijos espirituales no nacerán por seguir un manual, sino que serán aquellos que implementen la visión en sus propias vidas primero.

Desde el vientre de mi madre, Dios ya me había ungido como predicador, y a pesar de mis aciertos y errores, hasta hoy sigo predicando el Evangelio. No podemos violar las leyes más elementales de la vida de fe. Si Dios nos llamó a realizar una tarea, no debemos dudar ni un minuto en hacerla. Las iglesias no nos peleamos por las doctrinas, sino por la manera de implementar la visión del Reino. No podemos ser efectivos en un método si primero nuestra vida no gira coherentemente alrededor de la visión de Dios.

Los seres humanos no entendieron a Cristo cuando vino a la tierra porque no hizo lo que esperaban. Cuando nos comprometemos a manifestar el Reino de Dios, no debemos pensar que no habrá problemas. Todos podemos mirar hacia arriba y rendirnos ante el Dios majestuoso. El problema ocurre cuando Él nos asigna a un líder con quien debemos caminar bajo los códigos de una visión. Dios no tuvo problemas en hablar con Daniel o en revelarse a Mardoqueo, Noé, Josué, etc. Nunca tuvo problemas porque es Dios, pero por algún secreto divino, para que todos seamos uno y manifestemos su Reino en la tierra, le agradó usar personas imperfectas. 

Esto es para que aprendamos a quedarnos con lo divino, deshumanizando nuestra vida y la de quienes Dios nos asignó para poder edificar algo mayor. Dios siempre esperará nuestra manifestación a nivel individual, pero le duele cuando los pueblos no entienden la tarea asignada. Él no tuvo problemas con Cristo, el conflicto lo tuvo Cristo con sus discípulos. Dios no tuvo problemas con Moisés, sino Moisés con el pueblo. No podemos pararnos a implementar una visión mundial cuando somos incapaces de demostrar que funciona en nuestra propia casa. Es necesario implantar la visión en nuestra vida primero, dar fruto personal para ir más allá. 

Reflexiona

¿Muestras en tu propia casa que la visión que te fue dada funciona?