El evangelio del ReinoMuestra
Aprender a oír
Las palabras que Dios habló a Abram cuando le dijo que saliera de su tierra y su parentela no son para todos. Solo son para aquellos cuya tierra y parentela pudieran ser un obstáculo para el nacimiento de una generación. Cuando recibimos una palabra de Dios debemos asumir que nos demandará un compromiso total. En este punto no podemos desligarnos de la responsabilidad individual. Si Dios nos habló personalmente, debemos asumir el reto.
Cuando Jesús le dijo al Padre si podía dejar pasar esa copa de su vida, recibió como respuesta una reafirmación de su voluntad soberana que se cumplió sin demora. Cuando Jesús expresó que no fuera como Él quería sino como Dios deseaba, significaba que el resto de las voluntades, incluida la suya, no tenían la menor injerencia en el asunto. El poder del unigénito Hijo de Dios se manifiesta en cumplir lo que Dios ha hablado para este tiempo. Dios nos concedió la capacidad para avanzar en su poder y autoridad.
No necesitamos esperar a formar un equipo de trabajo, aunque eso será de gran ayuda. La Biblia no habla de equipos, sino del cuerpo de Cristo y sus miembros. El problema es que cuando la palabra «equipo» absorbe la revelación que hemos recibido, nos paralizaremos ante la ausencia de ese apoyo. Eso pudo suceder con Jesús, pero no dejó que el hecho de que sus más cercanos no pudieran orar mientras Él estaba enfrentando ese momento difícil le afectara.
Jesús advirtió a sus discípulos que velaran y oraran. Pudo ver que su espíritu estaba dispuesto pero que la carne, en cambio, era débil. De la misma forma esa recomendación es para nosotros hoy: tengamos en cuenta que la carne es débil. Debemos comenzar a demostrar por los frutos que los comprometidos con la visión de Dios la enseñarán y llevarán a cabo en obediencia y amor. La clave reside en que cuando nos comprometemos con la visión que Dios nos impartió, se producirá un efecto que comenzará en nosotros e impactará todo a nuestro alrededor.
Las iglesias se dividen por diferencias en la implementación de la visión, pero no debe ser así. Si creemos que Dios nos dio una visión y es paternal, consideraremos que debemos crear nuestra propia línea de discípulos y trabajar en la obra para ganar nuestras naciones. Pero si queremos funcionar juntos en el cuerpo de Cristo, necesitaremos entender que nuestra visión individual debe sumarse a la visión corporativa para ser más efectivos en la manifestación del Reino de Dios. Debemos entender que hay una visión de Dios y necesitamos poner en práctica todo lo que habló a nuestra vida para sumar nuestro aporte de manera efectiva y clara, sin violentar a la gente.
Reflexiona
¿Estás decidido a funcionar en unidad en el cuerpo de Cristo?
Escritura
Acerca de este Plan
En este devocional encontrarás indicaciones precisas sobre las condiciones necesarias para que el Reino de Dios se manifieste en nuestros días. El creyente necesita experimentar poder en sus encuentros diarios con Dios, partiendo desde lo más simple. El poder de Dios nos permite participar y desarrollarnos en una dimensión de gloria muy hermosa.
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Nos gustaría agradecer a Juan Ballistreri en convenio con El Centro Network por presentar este plan devocional. Juan Ballistreri, pastorea su congregación Manantial de vida, en Córdoba, Argentina. Para conocer más sobre estos ministerios, por favor visite estos enlaces http://manantialdevidaonline.com y http://elcentronetwork.com