Se supone que no debería ser así: Un desafío de 5 días de Lysa TerKeurstMuestra
La Historia que nos contamos
Tengo una historia favorita que me encanta contarme. Es sobre cómo debería haber sido mi vida.
Aunque está plagada de detalles cotidianos perdidos, está llena de una sensación de bienestar. No, más que bienestar. Es la historia donde puedo enterrar mis pies en la arena de una tierra llamada normalidad. Una tierra que yo no he diseñado, pero en la que puedo asentir antes de que se produzca ningún cambio. Y puedo vetar todas las circunstancias que no me parezcan, sientan o huelan bien.
Una historia donde la gente es amable. Hacen lo que dicen que van a hacer y solo son lo suficientemente gruñones para mantener las cosas interesantes. La bondad salpica el paisaje como árboles en flor. La paz flota como nubes esponjosas. Y la banda sonora es sencilla y dulce, yendo en crescendo con la risa que permanece.
Sospecho que tienes una versión de este tipo de historia que te sueles contar también. No queremos solamente leer el final de la historia y sentirnos bien. Queremos tomar la pluma y escribirla nosotros. Nos sentimos muy seguros de cómo deberían ser las cosas. Pero vivimos en la incertidumbre de nunca ser capaces de predecir o controlar los resultados.
Los humanos estamos muy atados a los resultados. Decimos que confiamos en Dios, pero detrás de escena trabajamos hasta el final de nuestras fuerzas y nuestras emociones, en un enredo tratando de controlar los resultados. Alabamos a Dios cuando la normalidad luce como tal. Cuestionamos a Dios cuando no lo hace. Y nos alejamos de Él cuando tenemos la sospecha de que Dios es el que prendió fuego a la esperanza que nos mantenía enteros. Incluso la gente mejor plantada puede ser secuestrada por los impredecibles vientos de cambio.
Sí, hago grandes suposiciones de qué es lo que debería hacer Dios y luego me decepciono épicamente cuando los vientos cambian y nada se siente como debería. En los últimos años, me he enfrentado ante angustias constantes en mi matrimonio, mi salud y familia. No es así como me imaginé mi vida en este momento. Y, aunque los detalles de la historia puedan ser diferentes, tampoco es la forma en que imaginabas tu vida en este momento.
Pero, aquí está la esperanza. Aunque no podamos predecir, controlar o demandar los resultados de las circunstancias, podemos saber con gran certeza que estaremos bien. Mejor que bien. Mejor que normal. Seremos victoriosos porque Jesús es victorioso (1 Corintios 15:57). Y la gente victoriosa nunca se conforma con lo normal.
Pero, ¿y si la victoria es solo parte del resultado? ¿Qué tal si una gran parte de ser victorioso es cuán bien vivimos hoy? Esta hora. Este minuto.
Durante los próximos días, comenzaremos a encontrar una manera de atar nuestra esperanza, no a los resultados que creemos que son normales, sino al mismísimo corazón de Dios. El Autor de la historia que tu corazón no puede siquiera imaginar, pero ruega vivir en cada latido. Hay aún mucho más que no conoces. Y no puedo esperar a ver cómo se desarrolla en tu vida y en la mía.
RESPONDE: ¿Cómo podrías describir tu versión de "normal"? Escribe algunas palabras que te vengan a la mente. ¿Cómo es impactada tu visión de Dios cuando la realidad no se alinea con la forma en la que te gustaría que sean las cosas?
Escritura
Acerca de este Plan
¿Alguna vez te has dicho "esto no está saliendo como yo pensaba"? Ya sea una crisis en una relación, la pérdida de un ser querido, una enfermedad inesperada o una situación difícil en la vida, Lysa TerKeurst te entiende e invita a unirte a su plan de lectura de 5 días. Juntos, aprenderemos de dónde viene la decepción y cómo descubrir la fuerza inesperada que necesitas para afrontar el desamor de una manera bíblica.
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