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Crianza de los Hijos y Familia

Lee Proverbios 22:6.

La palabra entrenar se refiere al proceso de enseñar a comer a un recién nacido. Este es un hermoso cuadro de lo que Dios hace con todos nosotros. La Escritura nos dice: “Prueben y vean que el Señor es bueno;” (Salmo 34:8). Dios quiere que probemos un poco de Jesús para que queramos mucho más de Él. Entonces ese deseo crece a lo largo de nuestras vidas. Ese es el origen de la palabra entrenar. Los padres entrenamos a nuestros hijos con una gentil aplicación de la bondad, belleza y gozo de Jesucristo. Los dirigimos para que vean cuán bueno es el Señor. Los llevamos a que prueben y quieran más. Esta es la mejor forma de prepararlos para la edad adulta. Entrenarlos en el camino que deben seguir significa nutrirlos con la gracia buena y la sustancia satisfactoria que es Jesús para nuestras almas. Eso es lo que hacemos cuando criamos a nuestros hijos.

La idea de disciplina en estos versículos no es una representación de castigo o trato duro. Más bien, la vara debe recordarnos a un pastor que dedica su vida a cuidar de las ovejas. Él usa la vara para empujar suavemente a las ovejas hacia pastos verdes donde pueden comer o hacia aguas tranquilas donde pueden beber. Si una oveja corre en la dirección equivocada, el pastor puede lanzar la vara y golpear las patas de la oveja para evitar que caiga por un precipicio o en un lugar peligroso. Si se acerca un depredador, el pastor puede usar el bastón para ahuyentar al depredador y evitar que las ovejas sufran daños. Esta es la idea de disciplina en estos proverbios: corregimos, amonestamos y protegemos a nuestros hijos con amor. Esta es la forma en que Dios nos disciplina.

Somos llamados a guiar a nuestros hijos para seguir a Jesús. Al guiar, somos un ejemplo para ellos de lo que significa ser un hombre o una mujer. No nos limitemos a hablarles de Dios; demostremos una vida vivida cerca de Dios en el arrepentimiento y la fe. Cuando fallemos, señalemos a Jesús como el Hijo perfecto, la verdadera humanidad.