Haciendo espacioMuestra
Dinero y Trabajo
Cuando Dios parece pequeño, nos acostamos en la noche preguntándonos quién nos proveerá para mañana. Un Dios trivializado provoca temor, ansiedad e inseguridad porque, aunque ese Dios se preocupe, nada puede hacer; debemos proveer por nosotros mismos. Debemos atesorar nuestro dinero por nuestro bien.
Cuando Dios parece pequeño, yo me siento grande. Un Dios minúsculo nos lleva a hacernos importantes: “¡Miren lo que puedo hacer! ¡Vean lo que he hecho! ¡Miren cuán importante soy!”. Cuando Dios parece pequeño, te vuelves el centro del universo y serás tú al que todos deben adorar. Aunque quizás nunca digamos pensamientos como este en voz alta, los vivimos en la forma cómo nos relacionamos con nuestras finanzas y nuestras carreras.
Hacer a Dios pequeño es una necedad, nos dice el escritor de Proverbios, porque eso no refleja el temor al Señor. Dios es Grande. Dios es Poderoso. Dios es Bueno.
¿Cómo ha demostrado Dios que es grande y digno de confianza? Tengan esta mentalidad entre ustedes, que es suya en Jesucristo, al leer Filipenses 2:6-11.
Jesús tomó la iniciativa, aceptó la responsabilidad y terminó la obra. ¡Qué inmenso tesoro tenemos en Cristo! Jesús es la personificación no sólo de la sabiduría del trabajo sino también de la sabiduría con riqueza. ¡Cristo renunció al cielo por nosotros! Se entregó por completo, vaciándose de Sí mismo. Así es como buscamos la sabiduría con nuestro trabajo y nuestro dinero.
En una cultura impulsada por el afán de demostrar y ganar nuestra importancia, Jesús nos ha hecho receptores de Su obra y de Su don. En Cristo somos significativos no por lo que hacemos, sino por lo que se ha hecho por nosotros.
Escritura
Acerca de este Plan
En un mundo ocupado, tenemos que hacer espacio para las cosas que más importan. Tenemos que aprender a aplicar la sabiduría de Dios que te ayudará a incorporar estas actividades dentro de tu vida ajetreada. En algunos casos te darás cuenta que estás haciendo las cosas equivocadas. O podrías descubrir que estás haciendo las cosas correctas por la razón equivocada o de la forma equivocada, por lo que no son vivificantes ni satisfactorias.
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