Viajando con Jesús - Devocional de Cuaresma de 40 díasMuestra

Al cerrar esta sección de las palabras de Jesús en la Cruz, pasemos algunos minutos en el perdido arte cristiano de la meditación.

Esto no consiste en vaciar la mente, tampoco es repetir palabras sin sentido. Se trata de meditar en la Palabra de Dios. Significa habitar en y habitardentro de esa Palabra mientras la guardamos en el corazón. Esto no es una austeridad mística moderna. 

De esto habló David en los Salmos cuando dijo: “sino que en la ley del Señor se deleita y día y nochemedita en ella. (Salmo 1:2 NVI)

Hoy pasaremos unos minutos revisando las últimas palabras de Jesús que leímos en las siete últimas meditaciones.

Escucha o canta en voz alta este himno escrito por Isaac Watts:

Cuando contemplo la cruz excelsa
Donde el Príncipe de Gloria murió,
Cuento mi mayor riqueza como pérdida,
Y vierto desprecio sobre todo mi orgullo.

No me permitas, Señor, gloriarme,
¡Salvo en la muerte de Cristo, mi Dios!
Las cosas vanas que pueda ambicionar,
Las sacrifico por Su sangre.

Veo en Su cabeza, Sus manos y Sus pies,
¡Dolor y amor fluir mezclados!
¿Acaso alguna vez tal amor y dolor se unieron?
¿O que de espinas se teja tan valiosa corona?

Si todo el reino de la naturaleza fuera mío,
Eso sería un regalo muy pequeño;
Amor tan asombroso, tan divino,
Demanda mi alma, mi vida, todo mi ser.

Inclínate

Padre Celestial, medito en estas palabras: “¿Acaso alguna vez tal amor y dolor se unieron?” Jamás ha habido, jamás habrá, tan conmovedora fusión de amor y sacrificio. El calvario fue un hito histórico. Nunca dejes que pierda de vista la profundidad de Tu sacrificio al enviar a Jesús como el Perfecto Cordero de Pascua que me redime para siempre. Amén