Viajando con Jesús - Devocional de Cuaresma de 40 díasMuestra

Jesús clamó a gran voz, “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Cuando dijo esto, expiró Su último aliento.

La declaración final. No era altisonante. No era como proclamar “Lo logré”. No era un discurso teológico. 

Era la simple confianza en un buen, buen Padre. Era Jesús mostrándonos cómo confiar en Dios 100 por ciento. Era Jesús mostrándonos cómo Se despojó de Su derecho a vivir. Era Jesús mostrándonos cómo morir.

El doctor William Barclay escribe, Jesús murió con una oración en sus labios. “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Es el Salmo 31: 5 con una palabra añadida: Padre. Mostraba que después de su grito, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Jesús estaba nombrando nuevamente a Dios como “Padre”, restableciendo la intimidad dentro de la Trinidad.

Murió en perfecta paz encomendándose a quien mejor conocía. 

Aplicación

¿Qué es lo que Dios me está pidiendo que le entregue? ¿Estoy confiando un futuro desconocido a un Dios conocido? 

Inclínate

Dios Padre, gracias por la intimidad que demostró Cristo con Su Padre en ese último momento en la Cruz. Gracias por la paz con que expiró Su último aliento —la paz que está dispuesta para todo el que cree. Ayúdame a confiar en Ti para el mañana y para toda la eternidad.