PODER SOBRE LA MUERTE

Escrito por Danny Saavedra

“Y, si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco la fe de ustedes. Aún más, resultaríamos falsos testigos de Dios por haber testificado que Dios resucitó a Cristo, lo cual no habría sucedido si en verdad los muertos no resucitan. Porque, si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. Y, si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria y todavía están en sus pecados. En este caso, también están perdidos los que murieron en Cristo. Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera solo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales.” —1 Corintios 15:14–19 (NVI) 

No sería una exageración decir que todo depende de la resurrección, del poder de Jesús sobre la muerte. Muy a menudo, centramos toda nuestra atención en la cruz. Por supuesto, la obra de Jesucristo en la cruz es crucial. Fue ahí en que Jesus que pagó la deuda de nuestros pecados. Si no fuera por el perfecto e impecable Cordero de Dios que voluntariamente se entrega como sacrificio en el altar de la eternidad en el Calvario, el pecado aún tendría poder y control sobre nosotros. 

Pero la cruz no es el final de la historia ni el mayor momento de triunfo. Si realmente lo piensas, la cruz de Cristo fue el momento más oscuro de la historia. ¿Por qué? Porque el Hijo de Dios tuvo que sufrir y morir una muerte horrible. 

En ese momento, “Dios hizo al que no tenía pecado, para que sea pecado” (2Corintios 5:21 NVI). Jesús tomó sobre sí todos los pecados del mundo entero, pasados, presentes y futuros; de los que lloraban a sus pies y de los que escupían en su rostro; de aquellos que llegarían a amarlo, seguirlo y glorificarlo, y de aquellos que lo odiarían, rechazarían y blasfemarían contra él.

 Imagina a los discípulos ese dia, en lo que a ellos respecta, su esperanza moria en la cruz: eso es lo que discutimos en el día siete. Y aquí está lo que hay que recordar: si Jesús simplemente hubiera muerto en la cruz y la historia terminara allí, habrían estado en lo cierto y no tendríamos ninguna esperanza. De hecho, aparte de la resurrección, “tu fe no tiene valor; todavía estarias en tus pecados. 

Deberíamos sentir lástima más que nadie”¿Por qué? El teólogo Albert Barnes lo expresó de esta manera: “El perdón del pecado estaba relacionado con la creencia de la resurrección del Señor Jesús y si Él no hubiese resucitado, todavía estarian en estado de pecado... Tus pecados aún no han sido perdonados. Solo pueden ser perdonados por la fe en Él y por la eficacia de Su sangre. Pero si no fue resucitado, fue un impostor; y, por supuesto, todas tus esperanzas de perdón por parte de Él, y por medio de Él, deben ser vanas.” 

¿Entonces, por qué la resurrección es tan importante? En pocas palabras, es la evidencia de que el dominio del pecado ha terminado. Recuerda cual era la pena del pecado establecida en el Jardín del Edén en Génesis 2, la muerte. Entonces, si Jesús hubiera muerto en la cruz sin resucitar, eso esencialmente probaría que el pecado todavía tenía dominio porque la muerte no habría sido conquistada. Pero la resurrección de Jesús muestra que el poder del pecado había sido destruido y la deuda por el pecado había sido completamente pagada. ¡Ese es el milagro de la resurrección! ¡Ese es el poder de Cristo en plena exhibición! 

Finalmente, después de miles de años de sacrificios periódicos de animales muertos que solo cubrían los pecados por un corto tiempo, se ofreció un sacrificio perfecto y final que Dios aceptó plenamente. Este sacrificio, evidenciado por la resurrección, nos muestra que el dominio del pecado está roto y la pena del pecado ha sido eliminada para aquellos que en El creen. ¡Tenemos esperanza porque Él despojó al pecado y despojo a la muerte de su poder!

¡Tenemos victoria porque Él conquistó la tumba! 1 Corintios 15: 56–57 (NVI) dice: “El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley. ¡Pero gracias a Dios, que nos ha dado la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!” Efesios 2:4–6 (NVI) “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados! Y en unión con Cristo 

Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales.” 

Entonces, en este Domingo de Resurrección, recuerda el costo de la cruz, pero no te concentres allí, porque la tumba está vacía y nuestro Señor está sentado “en el lugar de honor a la diestra de Dios en los reinos celestiales” (Efesios 1:20 NLT) y “Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.” (Romanos 5:5 NVI).