JUAN 6
6
Jesús alimenta a más de cinco mil
1Después de esto Jesús se fue al otro lado del mar de Galilea, también llamado Tiberias.
2Le seguía una multitud, pues veían las señales que hacía con los enfermos.
3Jesús subió a la montaña, y se sentó con sus discípulos.
4Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.
5Levantando Jesús su mirada, vio a una multitud que venía hacia Él y le preguntó a Felipe:
– ¿Dónde compraremos pan para que ellos coman?
6Pero le preguntaba esto para saber qué opinaba Felipe; porque Jesús ya sabía lo que iba a hacer.
7Felipe le respondió:
– Necesitaríamos doscientos días de trabajo para alimentar a toda esta gente, para que cada uno pueda comer algo.
8Andrés, el hermano de Simón Pedro, que era uno de sus discípulos, le dijo a Jesús:
9– Hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces. Esto no es suficiente para todos.
10Jesús dijo:
– Hagan estas personas recostar#ἀναπεσεῖν (anapeseín), verbo voz activa, modo infinitivo, tiempo aoristo, traduce: recostar. Viene del verbo ἀναπίπτω (anapípto). El verbo se menciona en los relatos de la Pascua judía, escritos en griego. En el tiempo de Jesús, la forma de degustar la celebración pascual era recostados, práctica influenciada por la cultura romana. En las cenas especiales, los romanos comían recostados, como símbolo de libertad o liberación. La tradición pascual judía insertó esta contribución romana en la forma de comer la Pascua, usando la postura de recostarse, como símbolo de libertad. El sentido de la Pascua judía es pasar de la muerte a la vida, de la esclavitud a la liberación. Durante su evolución, la Pascua judía fue creciendo en significado y simbolismo, elementos que se adquirieron en el contacto con otras culturas. Para el autor del Evangelio, la Santa Cena o Eucaristía, se realizó dentro de una comida pascual que después fue cristianizada. Por ello, los eventos que se relatan en el capítulo seis, Juan los está presentando desde esa perspectiva pascual judía..
Había abundante hierba en aquel lugar y se recostaron, pues estaban aproximadamente cinco mil varones.
11Entonces, Jesús tomó los panes, y dando gracias#εὐχαρίστησεν (eujarístesen), verbo en voz activa, modo indicativo, tiempo aoristo, tercera persona del singular, traduce: dio gracias. Viene del verbo εὐχαριστέω (eujaristéo), significa estar agradecido, dar gracias. Pero el verbo amplía su significado, su etimología lo demuestra, se compone de dos palabras griegas: 1. El prefijo εὐ (eu), que también compone al verbo εὐρίσκω (jeurísco), que traduce encontrar. El prefijo encierra en su significado la idea de transformación, de un cambio que conduce a la felicidad. Es muy conocida la palabra del matemático griego Arquímedes “Eureka”, él estaba realizando un experimento y necesitaba encontrar una respuesta que lo complaciera, cuando encontró lo que buscaba, gritó: ¡εὕρηκα! (¡eureka!), significa “he encontrado algo que me llena de satisfacción y alegría”. Por ello, todas las palabras que lleven el prefijo εὐ (eu), tienen la connotación de una transformación que conduce a la felicidad. 2. El sustantivo xάρις (járis), significa gracia, el regalo que Dios da a través de su Hijo, es vivir la vida de Dios en Jesucristo. Entonces, el verbo εὐχαριστέω (eujaristéo), en su significado original dio el inicio a la forma litúrgica de la Iglesia Primitiva, palabra que se usa en los relatos sobre la última cena de Jesús que narran los Evangelios. Acto que se volvió tradición en el cristianismo y es el centro de la celebración-adoración. Para la Iglesia Primitiva, la eucaristía era el acto supremo de adoración a Dios por medio de Cristo. La comida que compartían todos juntos significaba transformar la desgracia en gracia, pasar de la muerte a la vida, del dolor a la alegría. Cuando los cristianos compartían en comunidad la Santa Cena o Eucaristía, experimentaban un cambio existencial, una vida feliz, una renovación como expresión de la adoración a Dios, los repartió a los que estaban recostados, igualmente hizo con los pescados. Todos tomaron cuanto querían.
12Cuando se saciaron, Jesús dijo a sus discípulos:
– Recojan lo que sobró, para que no se pierda nada.
13Recogieron doce canastas con los pedazos de pan de cebada que sobraron.
14Las personas que vieron la señal que Jesús hizo, decían:
– Este es verdaderamente el profeta que viene al mundo.
15Sabiendo Jesús que iban a venir a apoderarse de Él, para hacerlo rey, se retiró de nuevo solo a la montaña.
Jesús camina sobre el mar
16En la noche descendieron sus discípulos al mar, 17entraron a una barca, y fueron al otro lado, hacia Cafarnaúm; ya era de noche y Jesús no había venido con ellos. 18Soplaba un gran viento que levantaba las olas en el mar. 19Cuando habían remado cinco a seis kilómetros vieron a Jesús caminando sobre el mar, estaba acercándose a la barca; y tuvieron miedo. 20Él dijo:
– Yo soy; no tengan miedo.
21Ellos le recibieron en la barca, y enseguida llegaron a tierra firme.
La gente busca a Jesús
22Al día siguiente, la gente que estaba al otro lado del mar sabía que había una sola barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos, sino que solo los discípulos entraron en la barca.
23Llegaron otras barcas de Tiberias, cerca del lugar donde comieron el pan y dieron gracias al Señor.
24Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, ellos entraron a sus barcas y vinieron a Cafarnaúm buscando a Jesús.
Jesús, el pan de vida
25Cuando encontraron a Jesús al otro lado del mar, le dijeron:
– Maestro, ¿cuándo llegaste a este lugar?
26Jesús respondió:
– En verdad, en verdad les digo, me buscan no porque vieron las señales en el milagro que hice, sino porque comieron y se saciaron. 27Trabajen, no por la comida que perece y sí por la comida que permanece hasta la vida eterna. Ese es el alimento que el Hijo del Hombre les dará; porque Dios, el Padre lo escogió para esta tarea.
28Entonces le preguntaron a Jesús:
– ¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?
29Jesús respondió:
– Esta es la obra de Dios: que crean en el enviado del Padre.
30Le contestaron:
– ¿Qué señal haces Tú para que creamos en ti? ¿Qué obra haces? 31Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como se ha dicho en las Escrituras: “Pan del cielo les dio a comer”#Hace referencia a Ex. 16:4; Neh. 9:15; Sal. 78:24-25..
32Dijo Jesús:
– En verdad, en verdad les digo, no fue Moisés quien les dio el pan del cielo, sino mi Padre es quien les da a ustedes el verdadero pan del cielo. 33Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida plena al mundo.
34Ellos dijeron:
– Señor, danos siempre ese pan.
35Declaró Jesús:
– Yo soy el pan de vida; el que viene a mí de ninguna forma tendrá hambre, y el que cree en mí, nunca más tendrá sed. 36Pues como ya les dije, ustedes han visto, pero no han creído. 37Todo lo que el Padre me da, a mí vendrá, y al que viene a mí, de ninguna manera lo echo fuera. 38Pues he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 39Y la voluntad del que me envió es que no se pierda ninguno de los que me ha dado, sino que los resucite en el último día. 40Porque esta es la voluntad de mi Padre, que todo aquel que vea al Hijo y crea en el Él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
41Entonces murmuraban los judíos por lo que Él dijo: “Yo soy el pan que bajó del cielo”.
42Y decían:
– ¿No es este Jesús el hijo de José, que nosotros conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo nos dice que ha bajado del cielo?
43Jesús les contestó:
– No sean murmuradores. 44Nadie puede venir a mí, a no ser por mi Padre, Él lo traerá y yo lo resucitaré en el último día. 45Está escrito en los profetas: “Y todos serán enseñados por Dios”#Hace referencia a Is. 54:13.; en efecto, todo el que escuchó y aprendió del Padre, viene a mí. 46No es que alguien haya visto al Padre, sino el que vino de parte de Dios, este sí ha visto y experimentado al Padre. 47De cierto, de cierto les digo: el que cree, tiene vida eterna. 48Yo soy el pan de vida. 49Sus padres comieron el maná en el desierto y murieron. 50Aquí está el pan que baja del cielo, para que todo aquel que lo coma, no muera. 51Yo soy el pan vivo que bajó del cielo; si alguien come de este pan, vivirá para siempre; el pan que yo daré es mi carne, servirá para darle vida plena al mundo.
52Los judíos discutían entre ellos, diciendo:
– ¿Cómo puede este darnos a comer su carne?
53Jesús dijo:
– En verdad, en verdad les digo, a no ser que coman la carne del Hijo del Hombre, y beban su sangre, no tendrán vida plena en ustedes mismos. 54El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día. 55Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. 57Así como el Padre de la vida plena me envió y yo vivo a través de Él, entonces, el que come mi carne y bebe mi sangre, vivirá a través de mí. 58Este es el pan que bajó del cielo, no el pan que comieron sus padres y murieron, el que come este pan, vivirá para siempre.
59Estas cosas las enseñó Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm.
Palabras de vida eterna
60Muchos de sus discípulos, al escuchar esta enseñanza lamentaron:
– ¡Esta enseñanza es demasiado difícil de cumplir!, ¿quién podrá seguirla?
61Al percibir Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban sobre sus palabras, les preguntó:
– ¿Esto que he enseñado es motivo de escándalo? 62¿Qué pasará cuando vean al Hijo del Hombre subir de nuevo al cielo? 63El Espíritu siempre da vida, la carne no beneficia en nada; estas palabras que yo he hablado son espirituales y dan vida plena. 64Pero hay algunos de ustedes que no creen.
Porque Jesús desde el principio sabía quiénes eran los que creían y quién era el que lo entregaría.
65Jesús siguió diciendo:
– Por esto les he dicho que nadie puede venir a mí, a no ser que el Padre lo permita.
66Desde ese momento muchos de sus discípulos lo abandonaron y ya no andaban con Él.
67Entonces Jesús dijo a los doce:
– ¿Acaso ustedes también quieren irse?
68Y respondió Simón Pedro:
– Señor, ¿a quién seguiremos? Porque Tú tienes palabras de vida eterna. 69Y nosotros hemos creído y hemos conocido íntimamente que Tú eres el santo de Dios.
70Jesús respondió:
– ¿Acaso no he escogido yo a los doce? Y uno de ustedes es el opositor#διάβολος (diábolos), sustantivo masculino, segunda declinación, primera sección, en caso nominativo singular, traduce: diablo, acusador, enemigo. El término tiene dos funciones gramaticales en el griego: 1. Función de sustantivo, hace referencia al sujeto, un personaje llamado diablo, 2. La función de adjetivo calificativo, con este empleo se describen conductas de personas que comunican chismes, calumnias o su comportamiento de adversario. El uso de “diábolos” en el Nuevo Testamento, es en las dos funciones, en algunos casos describe las obras de un personaje maligno, enemigo de Dios, y en otros, se refiere a personas que se comportan como diábolos, por sus comentarios negativos o actitudes destructivas que realizan. En este verso se aplica la función de adjetivo. En este versículo, la palabra διάβολος (diábolos) se usa como un adjetivo, está describiendo la conducta del discípulo de Jesús que se comporta como adversario en contra de su misión salvífica..
71Se refería a Judas Iscariote, hijo de Simón, pues este lo iba a entregar, y era uno de los doce.
Ευαγγελιο: Traducción Contemporánea de la Biblia.
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