Afilando mi espadaSample

Apocalipsis capítulo 21, nos presenta una visión de la nueva creación, donde Dios hace nuevas todas las cosas. La antigua tierra y el antiguo cielo han pasado, y la nueva Jerusalén desciende del cielo, adornada como una novia preparada para su esposo. Dios habita en medio de Su pueblo, enjuga toda lágrima y elimina el dolor, el llanto y la muerte para siempre. Esta visión de restauración completa refleja la esperanza eterna de los creyentes: vivir en la presencia de Dios, donde no hay más sufrimiento, solo gozo y paz.

Al meditar en este capítulo, que nuestra esperanza se renueve al recordar que lo que nos espera es mucho más grande y glorioso que cualquier aflicción o dificultad que podamos enfrentar en este mundo.

La imagen de un nuevo cielo y una nueva tierra es una promesa de renovación y redención. En un mundo donde el dolor, la tristeza y la injusticia parecen ser la norma, la promesa de Dios de hacer nuevas todas las cosas es una fuente de esperanza. La nueva Jerusalén, descendiendo del cielo nos habla de un mensaje descrito desde Génesis, Dios habitando en medio de su pueblo.

El versículo 4 nos brinda un mensaje de consuelo y esperanza, nos recuerda que, aunque enfrentemos dificultades, Dios está íntimamente involucrado en nuestras vidas y tiene el poder de transformar nuestro dolor en gozo.

Para los creyentes, Apocalipsis 21 no solo es una promesa del futuro, sino también un llamado a vivir en la anticipación de ese reino. Nos invita a actuar como embajadores del cielo, reflejando el amor y la justicia de Dios en la tierra. Mientras esperamos su regreso, podemos trabajar para aliviar el sufrimiento, promover la paz y compartir la esperanza del evangelio.