Afilando mi espadaSample

En Apocalipsis capítulo 19:15, donde se menciona que el Cordero pisa el lagar del vino del furor de Dios, hace referencia a Isaías 63 en donde se nos presenta una grandiosa imagen del juicio de Dios a través de la figura de un guerrero que viene del Edom, simbolizando la victoria y la ira divina contra sus enemigos. Esta conexión resalta la seriedad del juicio divino y la justicia que se manifestará en el regreso de Cristo. Para los creyentes, estos pasajes nos recuerdan que la justicia de Dios es inevitable y que debemos permanecer firmes en nuestra fe.

Al leer este pasaje recuerda que podemos confiar en que Dios es el defensor de su pueblo y que, aunque a veces el mal parezca prevalecer, Dios siempre vence.

Isaías 63 inicia con una imagen impactante: un guerrero que regresa victorioso de Edom, sus vestiduras se han pintado de rojo y este color simboliza no solo la victoria en la batalla, sino también el juicio y la ira de Dios contra aquellos que han desafiado su autoridad. A menudo, podemos ser tentados a pensar que la justicia de Dios no se hará presente, especialmente cuando el mal parece prosperar. Sin embargo, tanto Isaías como Apocalipsis nos recuerdan que Dios es paciente, pero su justicia no se retrasará eternamente.

Para los creyentes, esta realidad puede ser intimidante, pero también es una fuente de esperanza. La justicia de Dios no solo implica condenación para los impíos, sino también liberación y vindicación para aquellos que han permanecido fieles. En medio de un mundo lleno de injusticias, podemos tener la seguridad de que, en Cristo, somos parte de su victoria final. Al vivir con esta perspectiva, somos llamados a actuar con justicia, a ser luz en la oscuridad y a proclamar el evangelio del reino que ya está en camino.