¿Por Qué Me Siento Solo Y Vacío?Sample

Siento que Dios no me cuida.

Quizás, al igual que tú, en algún momento me fue difícil percibir el cuidado de Dios, pues pensaba que todo lo que me pasaba y no era de mi agrado era culpa suya, o bien que Dios solo era espectador de lo que me ocurría, sin intervenir.

Quiero contarte un breve testimonio de cómo, con algo tan simple, pude darme cuenta del cuidado de Dios en mi vida. Iba de camino a un lugar, y en el trayecto, mi vehículo dejó de funcionar en un parque solitario y peligroso, conocido por los constantes robos. No había absolutamente nadie que pudiera ayudarme, y tampoco sabía qué hacer. Sin embargo, después de unos cinco minutos, apareció un taxista con las herramientas necesarias para averiguar qué le pasaba a mi vehículo y ofrecer una solución. Quizás te preguntes: "¿Cómo fue Dios quien me ayudó si la ayuda vino de un hombre?". Quiero decirte que, aunque la ayuda vino de una persona, fue a Dios a quien clamé en oración; el hombre fue simplemente el medio que Dios utilizó.

Dios tiene cuidado de ti, a pesar de las circunstancias difíciles que enfrentas en el transcurso de la vida.

Jesús no nos promete una vida perfecta ni libre de problemas, pero sí nos asegura que en medio de esos problemas podemos confiar en Él, porque Él ha vencido al mundo.

Cuando creas que Dios no tiene cuidado de ti, quiero que pienses en lo siguiente:

• Dios cuidó de José después de que fue vendido por sus hermanos.
• Dios cuidó de David cuando fue perseguido por Saúl.
• Dios cuidó de la reina Ester, quien arriesgó su vida por su pueblo.
• Dios cuidó de Sadrac, Mesac y Abed-nego, tres jóvenes que fueron arrojados al horno de fuego por no inclinarse ante el rey.
• Dios cuidó de Moisés desde su nacimiento, lo protegió en el río Nilo y lo guió a lo largo de su vida para liderar al pueblo de Israel fuera de la esclavitud en Egipto.
• Dios cuida de ti y de mí, y aunque hemos pasado por situaciones difíciles, seguimos aquí gracias a Él.

Hoy quiero terminar este escrito pidiéndole al Señor que nos permita ver siempre su cuidado, que disipe la duda y la confusión de nuestra mente, y que nos ayude a percatarnos de esos detalles para ser cada día más agradecidos.

1 Pedro 5:7 (RVR 1960): "Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros".