Sanando en medio del dolorSample

El antídoto

Durante este periodo de prueba me he dado cuenta de que hay días buenos… y otros no tanto. Y aunque sé que esto es “normal” y es parte del proceso de sanidad, es difícil enfrentar los días no tan buenos.

Uno de esos días me venía a la mente pensamientos de tristeza y desánimo. Pensaba: “¿Esto algún día terminará de doler por completo?" Y me di cuenta de que la respuesta es que tal vez no.

Hay pruebas que sí terminan, pero hay otras en las que la herida tarda mucho en sanar; otras que sanan, pero al final siempre dejan una cicatriz, un recordatorio de lo vivido. Por lo que Dios me dio un antídoto para esos días y esos pensamientos nublados que seguramente seguirían siendo parte de mi caminar. ¡La gratitud!

La gratitud es el antídoto que nos ayudará a sopesar el dolor que sentimos, y nos ayudará a ver la fidelidad de Dios aún en medio de nuestro dolor.

La gratitud es un recordatorio de todo lo que sí tenemos, de todo lo que sí ha obrado Dios aún en medio del dolor, y de todo el cuidado y amor que ha mostrado en medio de lo vivido. Ser agradecidos puede no cambiar la circunstancia, pero sí cambia nuestro corazón, cambia la manera en que vivimos nuestros días y nuestras pruebas.

Así que, si estás pasando por esos días malos, corre a Dios y recuerda que Él es el Padre que siempre nos consuela. Entrégale tus pensamientos, tu angustia y tu dolor, y agradece por todo lo bueno que aún en esos días sí tienes. Sin importar lo que estemos viviendo, siendo intencionales siempre encontraremos una razón para agradecer.

¡En los momentos de oscuridad la gratitud es una luz!

“Den gracias a Dios en cualquier circunstancia” (1 Tesalonicenses 5:8).

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren" (2 Corintios 1: 3-4).