Libertad - La razón de nuestra libertad

Una de las distorsiones más tristes y, probablemente más demoníacas de la fe cristiana (en mi opinión), es la percepción de que es una fe difícil, restrictiva, regulada y controlada. ¿Por qué digo que es demoníaca? Llamo demoníaca a esta mentira porque, como leemos en el pasaje de hoy, Cristo vino al mundo precisamente para lo contrario de esta falsedad. Cristo nos ha liberado para la libertad.

No sólo tenemos que disipar y corregir este mito entre los no creyentes, sino que, al igual que Pablo instruye a los cristianos de Galacia, nosotros también tenemos que cuidarnos de que no se introduzca y afecte a nuestra forma de vivir.

Gálatas 5:7-8 - Ustedes corrían tan bien la carrera. ¿Quién te ha impedido seguir la verdad? Ciertamente no es Dios, porque él es quien te llamó a la libertad (LBLA).

Al igual que yo, tú probablemente has creado reglas, reglamentos y normas que describen cómo debe comportarse un buen cristiano. Tal vez hayas leído un libro sobre disciplinas espirituales o físicas y hayas intentado ponerlas en práctica. Pero en lugar de que estas sugerencias sean guías o ejemplos de cómo debemos vivir, nos encontramos atrapados, atados y sintiéndonos culpables de nosotros mismos, contradiciendo lo que Cristo ha hecho por nosotros en la cruz. Peor aún, a veces imponemos nuestro nuevo conjunto de reglas a los demás. Les hacemos sentirse culpables y, en algunos casos extremos, se alejan de Cristo.

El devocional de hoy nos recuerda que no es por eso que fuimos liberados. Cristo vino para que camináramos en libertad, no en reglas. Hay gracia para que hagamos lo mejor que podamos y caminemos junto al Espíritu Santo. Nuestro llamado a la libertad no es para que vivamos en pecado o satisfagamos nuestros propios deseos. Somos libres para poder servir a otros con amor.

Gálatas 5:13 - Hermanos míos, ustedes han sido llamados a vivir en libertad. Pero no usen su libertad para satisfacer su naturaleza pecaminosa. Al contrario, usen su libertad para servirse unos a otros con amor (LBLA).

Preguntas para reflexionar: ¿Camino en la libertad que Cristo me ha dado? ¿Me siento culpable o me impongo normas que nunca puedo cumplir? ¿He impuesto mis normas a los demás? ¿Necesito arrepentirme de haber impuesto mis normas a los demás? ¿He pedido al Espíritu Santo que me ayude a caminar en libertad para poder servir y amar a los demás?