Líderes como CristoSample
Vicio vs. virtud: codicia e integridad
El autor de Hebreos nos dice que Jesús comprende nuestras debilidades porque enfrentó las mismas tentaciones que nosotros, pero no cedió.
En Mateo 4 leemos sobre el encuentro de Jesús con Satanás en el desierto. Satanás intentó sistemáticamente tentar a Jesús para que renunciara a su identidad y se rindiera a su carne. Las tres tentaciones que enfrentó Jesús fueron las de entregarse a 1) la codicia, 2) el poder y 3) la gloria. Los mismos tres vicios siguen haciendo caer a muchos líderes cristianos.
Para cada vicio con el que Satanás nos tienta, Jesús nos ofrece un camino de virtud. Para cada comportamiento pecaminoso, Jesús nos muestra el camino del comportamiento semejante al de Cristo.
En Mateo 4:2-4 leemos: “Después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre”. A muchos de nosotros nos cuesta ayunar una sola comida, por no hablar de cuarenta días.
“El tentador se acercó y le propuso: ‘Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se conviertan en pan’”. Satanás estaba aprovechando la más carnal de las tentaciones, la tentación de satisfacer la propia carne cediendo al vicio de la codicia.
Aquí ocurrieron dos cosas significativas:
- Satanás trató de provocar a Jesús para que demostrara su identidad como Hijo amado por su Padre.
- Satanás estaba intentando manipular a Jesús para que cambiara el Espíritu de Dios por la realización terrenal de su carne.
Como hemos visto en devociones anteriores, la identidad de Jesús había quedado firmemente establecida en el amor de su Padre y era un hombre guiado por el Espíritu. Ambos son elementos fundamentales del liderazgo cristiano.
Los maestros del ajedrez piensan en varias jugadas por adelantado. Cuando mueven una pieza de ajedrez en un tablero, hacen ese movimiento basándose en cómo afectará a su oponente muchos movimientos más adelante. Cuando cedemos a nuestros vicios y pecados, no debemos caer en la mentira de que Satanás está interesado en que hagamos ese único movimiento. Él está interesado en el intercambio que ocurre cuando elegimos hacer ese movimiento. En este caso, nos estamos refiriendo al vicio de la codicia o la gratificación personal: satisfacer nuestra carne en lugar de confiar en Dios para que supla las necesidades más profundas de nuestras almas.
“Jesús respondió: ‘Escrito está: «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»’”.
En lugar de elegir el vicio de la codicia, Jesús eligió vivir la virtud de la integridad. Se negó a intercambiar su identidad y sus creencias por los placeres vacíos de la carne.
La invitación para todos los que buscan emular las virtudes de Cristo es convertirse en una persona de integridad, manteniendo nuestras acciones alineadas con nuestra identidad dada por Dios y nuestras creencias bíblicas.
La integridad es más una dirección en la que caminamos que un destino al que llegamos. Es una forma de vida, una decisión que debemos tomar a diario. La integridad es como un músculo que desarrollamos a lo largo de mucho tiempo.
Cuando no enfrentamos lo que parece la más sencilla de las tentaciones (como comer un poco de pan), nunca podremos soñar con superar la tentación de negar la cruz (como Jesús en el huerto de Getsemaní). Jesús demostró que es posible vencer al demonio, y nos ha mostrado otra forma de vivir y liderar en este mundo.
Por cada fracaso moral publicitado, hay cien líderes olvidados que sirven fielmente a Dios en la sombra. Si desviamos nuestra atención de los vicios de los que fracasan y nos fijamos en las virtudes de los fieles, podremos convertirnos en los líderes como Cristo que Dios nos llama a ser.
About this Plan
Explore las cualidades de los líderes como Cristo que influyen en iglesias y en diversos sectores de la sociedad. Adéntrese en temas de amor, dirección guiada por el Espíritu y la batalla entre el vicio y la virtud. Crezca en liderazgo y fe mientras abraza la transformación para ser un líder que refleje a Cristo marcado por la humildad, la integridad y la sencillez.
More