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Buscando a Jesús por Bryan Craig

Escritura: Marcos 6:47-50

"Cuando llegó la noche, la barca estaba en medio del lago, y Él estaba solo en tierra. Vio a los discípulos que se esforzaban por remar, porque el viento era contrario a ellos. A eso de la cuarta vigilia de la noche, salió a ellos, caminando sobre el lago. Estaba a punto de pasar junto a ellos, pero cuando lo vieron caminando sobre el lago, pensaron que era un fantasma. Gritaron, porque lo vieron y se aterrorizaron.

Al instante les habló y les dijo: «¡Ánimo! Soy yo. No tengan miedo'".

Pensamiento: Los discípulos estaban en una situación aterradora, estresados y asustados por la tormenta en la que se encontraban. Estaban esforzándose, tratando de manejar su situación por sí mismos, y cuando Jesús vino a ellos, no lo reconocieron.

En el versículo 52, después de que se dieron cuenta de que era Jesús, dice: "Estaban completamente asombrados, porque no habían entendido acerca de los panes; sus corazones se endurecieron".

Jesús acababa de alimentar a 5.000 personas con unos pocos panes y unos pocos peces, pero cuando caminó sobre el agua, no podían creerlo. Dice que sus corazones se endurecieron. Parece que cuando estamos contra la pared y tenemos miedo, nuestros corazones se endurecen y la fe tiene dificultades para encontrar un lugar en nuestras vidas.

Aplicación: Las tormentas de la vida van y vienen regularmente. Nunca es un camino de rosas todo el tiempo. Cuando nos encontramos en una tormenta, ¿estamos buscando a Jesús o esforzándonos por remar en nuestra autosuficiencia?

¿Una tormenta reciente nos ha hecho perder la fe en las habilidades milagrosas de Dios?

No seamos como los discípulos que se olvidaron de Jesús alimentando a los 5000. Recordemos los milagros que hemos visto en nuestros propios encuentros con Jesús. Dejemos que esas experiencias envalentonen nuestra fe.

Escribe en tus diarios los milagros de Jesús que hayas presenciado.

Respuesta: Confiemos en Jesús con lo que sea que estemos enfrentando hoy, sin miedo. Escribe una oración de compromiso y confianza en tu diario. Escribe tu tormenta en tu diario y luego, toma un bolígrafo rojo y escribe estas palabras al lado, como si fueran de Jesús... "¡YO ME ENCARGO DE ESTO!".