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Buscando a Jesús por Bryan Craig

Escritura: (Juan 4:4-26) Extractos:

"Cuando una mujer samaritana vino a sacar agua, Jesús le dijo: '¿Me das de beber?' ... La mujer samaritana le dijo: "Tú eres judío y yo soy samaritana. ¿Cómo puedes pedirme una taza?' (Porque los judíos no se asocian con los samaritanos).

Jesús le respondió: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, se lo pedirías y Él te daría agua viva".

La mujer le dijo: "Señor, dame esta agua para que no tenga sed y tenga que seguir viniendo aquí a sacar agua". Él le dijo: 'Ve, llama a tu marido y vuelve'. "No tengo marido", respondió. Jesús le dijo: "Tienes razón cuando dices que no tienes marido. El hecho es que has tenido cinco maridos y el hombre que tienes ahora no es tu marido. Lo que has dicho es muy cierto. "Señor", dijo la mujer, "puedo ver que tu eres un profeta".

Jesús declaró: "Viene un tiempo y ha llegado ahora en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque ellos son la clase de adoradores que el Padre busca. Dios es espíritu, y sus adoradores deben adorar en espíritu y en verdad'.

La mujer dijo: "Yo sé que el Mesías (llamado Cristo) viene. Cuando venga, nos lo explicará todo". Entonces Jesús declaró: 'Yo soy el que te habla'".

Pensamiento: Jesús siempre estaba enseñando mucho cada vez que tenía un encuentro con alguien. En primer lugar, se acercó a una mujer samaritana, que estaba culturalmente fuera de los límites de un judío varón. A Jesús no le importa, Él viene por Todos. Él quiere darle la vida eterna. Él quiere dársela Él mismo. Sin embargo, primero, Él expone su pecado. También habla de adorar al Señor en espíritu y en verdad.

Vivir en pecado es vivir una mentira y nos aleja de Jesús. Él dice que los verdaderos adoradores viven en la Verdad, y estos son los que tienen Su Espíritu para ayudarlos a adorar.

Cuando esta mujer comenzó a encontrarse cara a cara con su pecado y con la verdad del Espíritu, Jesús se le reveló.

Aplicación: Si sentimos que no podemos ver a Jesús, si Él parece estar lejos o fuera de la vista, tal vez tengamos algún pecado que debamos confrontar y confesar. Si examinamos nuestras vidas y no vemos ningún pecado manifiesto, debemos considerar si somos verdaderos adoradores según la definición de Jesús.

¿Estamos adorando al Padre en Espíritu y en verdad? ¿Somos sacrificios vivos como se menciona en Romanos 12, lo que prueba que somos adoradores? ¿Estamos permitiendo que el Espíritu se salga con la suya con nosotros?

Escribamos nuestros pensamientos en nuestros diarios.

Respuesta: Si Jesús estuviera parado justo frente a nosotros, ¿qué nos diría? Escríbelo en tu diario.

Escribamos una oración a Jesús, confesando nuestro pecado, adorándole, volviendo a dedicar nuestras vidas a Él.