Cuando Nadie Más Que Dios Te VeSample
«De adentro hacia fuera»
En el tercer piso de las oficinas donde trabajo hay un cuadro que dice: «Carácter es quién eres cuando nadie más que Dios te está mirando». No importa cuántas veces haya visto este cuadro, siempre que paso al lado de él y lo leo, provoca en mi un sentido de introspección y la inquietud de preguntarme a mí misma: «¿Quién soy yo cuando nadie más que Dios me ve?»
La sociedad actual en la que vivimos y nos desenvolvemos valora mucho el concepto de la productividad. Lo que haces y lo que tus manos producen es lo que define quien eres. Nos impresionan los títulos, nos atraen los trofeos y premios de reconocimiento y otros símbolos de mérito y logro porque los vemos como prueba de nuestro éxito y autosuficiencia, y se han convertido en la representación tangible de nuestro propósito y valor.
Debido a este concepto de productividad que asimilamos de la sociedad, el estar ocupados comienza a decir mucho de nosotros y más aún con qué nos ocupamos. Y así como esta mentalidad se filtra en nuestras mentes y corazones, se filtra también en nuestras iglesias y comenzamos a enfocarnos cada vez más en hacer para Dios.
Estaríamos en lo correcto si decimos que las obras y el trabajo de nuestras manos son importantes y están directamente conectados y relacionados con quienes somos. Pero el problema está en qué orden ponemos esas dos cosas. Quiénes somos en nuestro interior siempre define lo que hacemos, pero lo que hacemos no siempre refleja quienes somos en nuestro interior y donde nadie nos ve. Lo importante es en qué pones tu enfoque y que quién eres sea de adentro hacia fuera.
About this Plan
Si quieres saber quién realmente eres, contesta la siguiente pregunta: ¿Quién eres cuando nadie más que Dios te ve? Vivimos en una sociedad donde lo que hacemos dice mucho de nuestro valor y dicta nuestra identidad. Sin embargo, Dios nos dice en Su Palabra que Él mira el corazón y mira lo secreto de nuestro ser. Quizás en nuestra sociedad sea fácil escondernos detrás de buenas obras y fingir ser alguien que no somos, pero a Dios no podemos engañarlo. Este plan de lectura de cinco días nos enseña lo que significa amar a Dios con nuestro ser y desde nuestro interior y nos muestra cómo la adoración va más allá de acciones y palabras y nos conecta a Su presencia que es continua y verdadera.
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