La vida según SANTIAGOSample

Vencer las aflicciones

"Por tanto, confesaos vuestros pecados unos a otros y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración de un hombre justo es poderosa y eficaz" (Santiago 5:16).

En este último capítulo de Santiago, termina de manera muy parecida a como comenzó, hablando de las diversas pruebas que enfrentaremos como creyentes. Habla del sufrimiento y menciona dos formas: la opresión de los ricos y la enfermedad física.

Advertencia a los opresores ricos

Santiago pronuncia palabras duras, tal vez en defensa de sus hermanos cristianos que han sido perseguidos, los ricos. Esta es la cuarta vez en este libro que menciona el amor al dinero como fuente de perdición. Me recuerda la advertencia de Pablo en 1 Timoteo 6:

"Las personas que quieren enriquecerse caen en la tentación y en una trampa y en muchos deseos necios y dañinos que hunden a los hombres en la ruina y la destrucción. Porque el amor al dinero es raíz de toda clase de males. Algunas personas, ávidas de dinero, se han desviado de la fe y se han traspasado a sí mismas con muchos dolores" (1 Timoteo 6:9-10).

Se promete juicio para aquellos que acumulan riquezas y viven en el lujo y la autocomplacencia. Recuerden, Jesús mismo dijo: "De cierto os digo, que es difícil que un rico entre en el reino de los cielos" (Mateo 19:23).

Paciencia en el sufrimiento

Se anima a los discípulos a mantener la fe y a ser pacientes, incluso ante el sufrimiento. Él señala nuestros ojos al hecho de que el Señor regresará un día para llevarnos a estar con Él. Allí no tendremos más lágrimas, no tendremos más sufrimiento. Nos advierte que no debemos quejarnos mientras esperamos ser liberados. Recuerden a los israelitas que murmuraron en su camino a la Tierra Prometida y fueron maldecidos. Santiago nos recuerda la historia de Job, el hombre que enfrentó el sufrimiento más horrible, pero fue redimido. Él exclama: "El Señor está lleno de compasión y misericordia" (Santiago 5:11).

La Oración de Fe

Para aquellos que están enfrentando problemas o enfermedades, Santiago da algunas de las instrucciones más específicas en la Iglesia primitiva sobre cómo debemos ministrarnos unos a otros. Le dice a esa persona que llame a los ancianos de la Iglesia para que "oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. Y la oración ofrecida con fe sanará al enfermo; el Señor lo levantará. Si ha pecado, será perdonado" (Santiago 5:14-15).

Está claro que esta vida de fe no está pensada para ser vivida en soledad. Santiago afirma que Dios quiere que vivamos en comunidad cristiana y que llevemos las cargas de los demás. La enfermedad, que es parte de la vida, es otra oportunidad para que se revele la gloria de Dios. Y Él quiere que seamos personas de oración, esperando ver milagros.

Este es un signo de exclamación en esta santa exhortación llamada el libro de Santiago. Dios nos ha llamado a ser guerreros en la fe. Debemos vivir esta fe, sin importar el costo, incluso deleitándonos en nuestras pruebas porque sabemos que nuestro misericordioso Señor tiene el control. Debemos reflejar a nuestro Señor en acción y en palabras, llevando el fruto de la justicia. Debemos entregar nuestras vidas a Dios, hoy, mañana y siempre, sometiéndonos a sus planes.

Amén.