¡Cristo vuelve!

La verdad de Dios abre nuestros ojos, nos trae consolación, nos enseña misericordia, perdón, arrepentimiento y cordura. Es entonces cuando podemos disfrutar de la justicia, de un cielo y una tierra nueva. Puede ser en este mismo lugar, si Dios en Su misericordia cambia al mundo, o sea que nos dé un nuevo mundo porque este mundo pasa y todo lo que hay en él. Pero sea como sea, la misericordia del Señor nos introducirá en la promesa de saber que cuando el reino de los cielos gobierne en este mundo y cuando el Hijo de Dios se manifieste, la justicia morará en medio nuestro, la verdad, la equidad, el amor y la justicia, nos abrazarán y nos dejarán saber que en verdad somos hijos de Dios.

Deja de creer que mi Jesús se ha tardado, deja de creer que Él convirtió un día en mil años. Ese es el tiempo de Dios, el Kairós de Dios que solamente está en Su voluntad. Tú cree Sus promesas y declara que son de bien, que son de esperanza, de esa esperanza que no avergüenza.

Cristo vuelve, Él no va a tardar. Yo creo que esa justicia me va a salvar y por eso quiero anunciar al mundo que hay un Dios justo, amoroso, misericordioso, perdonador, que me abraza, que me ampara. Por eso, no me mueve la política, la economía, ni lo que sucede a mi alrededor. A mí me mueven esos brazos de amor, que me dejan saber que yo soy hechura suya para gloria de Dios.