Somos la respuesta

Al hablar de estas cosas, de un cielo nuevo y una tierra nueva, se levantan contra nosotros ambientalistas, animalistas, eticistas y teólogos, mirándonos con cara de juicio y señalamiento, porque, ¿qué Dios bondadoso, sería capaz de prometer destrucción a una tierra y todo lo que hay en ella?

Yo también soy eticista, y mi ética y mi moral me dicen que no soy bienvenido en un cielo nuevo y una tierra nueva si no soy capaz de ser buen mayordomo y administrador del cielo y tierra actual. La maldad no es de Dios, su amor es paciencia para que todos procedan al arrepentimiento, pero, ¿qué pasa con la humanidad? ¡Despierta! Todo en donde pones tus manos se destruye, perece y muere.

Pregunto: ¿Dónde está la iglesia del Señor que puede apoyar a estas mujeres que han sido violadas, y fruto de su violación tienen un embarazo no deseado? ¿dónde está el apoyo psico-espiritual para estas madres, que con valentía han decidido aceptar dar a luz a su hijo que viene con malformaciones? ¿dónde está la iglesia? No sabemos testificar, no sabemos acompañar, no sabemos consolar ni alentar.

No puede ser que la respuesta esté en la ciencia, no podemos esperar que un gobernante se levante a solucionar nuestro problema. Tú y yo somos la respuesta para este mal que asedia al mundo, Dios está esperando que nosotros vayamos y anunciemos esas virtudes del reino. Nosotros somos la respuesta en este mientras tanto, en este paréntesis de la historia de la humanidad.

Para responder a todos los que nos critican, no es que Dios sea malo, es que nosotros nos hemos dejado permear del mal y creemos a la injusticia, creemos a la inmoralidad, creemos a ideologías baratas, a lo que hoy está llamándose populismo, creemos a lo que el mundo ofrece, a las mentiras que han pasado por décadas en la historia. Creemos a Satanás y a sus mentiras, pero lo cierto, es que todo esto pasará, pero Su palabra permanece para siempre...

¡Su palabra no pasará!