Dios no se ha olvidado de nosotros

“Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” 2 de Pedro 3:8-9

Lo que el Señor nos quiere mostrar con este pasaje, es que no puede haber ignorancia en nosotros, porque entonces, estaríamos cayendo en la burla de lo que el mundo hace por nosotros al robarnos la fe, al quitarnos la fortaleza, al quitarnos la fuerza. El Señor nos está diciendo que nosotros estamos cayendo en ese deterioro de nuestra fe, y estamos viviendo corrosión en nuestro corazón, perdiendo la esperanza.

Para el Señor un día son mil años y mil años un día. Son los preciosos misterios del Señor sobre nuestra vida, que nos muestran que a Él no se le han olvidado Sus promesas, que Él no se ha tardado como algunos lo tienen por tardanza. No se le ha agotado la paciencia como algunos piensan, sino que Él procede en amor y misericordia. No se ha olvidado de nosotros, sino que decidió hacer pausa al juicio, detener la destrucción que está pasando y sostener al mundo por el poder de Su palabra, ¿Sabes por qué? Lo hace por una sola razón, para que todos procedan al arrepentimiento.

Ahora, mi pregunta es, ¿Cuánto crees tú que se va a demorar el Señor en detener al mundo? ¿cuánto crees que va a demorarse para que todos procedan al arrepentimiento? La respuesta a eso se llama: ¡Gracia y Misericordia! La paciencia y el amor del Señor sostiene al mundo, Él no se tarda, pero tampoco es impaciente. Te lo digo una vez más: Él quiere que todos procedan al arrepentimiento, que todos vayan a Él y puedan descansar en Sus promesas, no sólo tú y yo.

Pero el llamado es claro a estar vigilantes, a estar expectantes, porque Dios cumplirá Su palabra: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.” 2 de Pedro 3:10-13

Cuando el Señor regrese, vendrá como un ladrón que entra a una casa a robar en la noche, mientras todos duermen, cuando nadie lo espera. Ese día, los cielos desaparecerán en medio de un fuego espantoso, la tierra y todo lo que hay en ella desaparecerá. “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” Mateo 24:35

Todo lo que tú ves que está pasando, dejará de existir. Todo lo que tienes en este tiempo, cielo, tierra, animales, creación, gobiernos, ideologías… ¡Todo dejará de existir!