Ven y Ve: El Evangelio según el Apóstol JuanSample
Considerar y aplicar
«El viento sopla de donde quiere y aunque oyes su sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu» (3:8).
¡Qué ilustración más apropiada para enseñarnos acerca del Espíritu Santo de Dios! Jesús lo comparó al viento. Piensa en el viento por un momento. No lo podemos ver. No sabemos dónde empieza a moverse ni dónde “decide” parar. Sin embargo, sólo un loco negaría su existencia. Todos estamos de acuerdo en que es una fuerza que puede tranquilizar o aterrorizar a cualquiera, según las circunstancias.
Cuando el Espíritu de Dios empieza a trabajar en una persona, los demás verán el efecto de Su obra, aunque no vean al Espíritu Santo. Cuando uno recibe a Jesucristo en su corazón por la fe, el Espíritu comienza su trabajo invisible. Entre otras muchas cosas, se puede observar una nueva alegría en los ojos, una reverencia especial hacia Dios, un saneamiento progresivo de hábitos malos, una limpieza del vocabulario y, en general, un deseo ferviente de seguir a Jesús.
El Espíritu de Dios será invisible, pero su obra no lo es.
Scripture
About this Plan
Este plan ofrece la misma invitación del Apóstol Felipe a su amigo dudoso, Natanael: Ven y ve (1:46). Por medio del texto del Evangelio de Juan, tú también puedes acercarte a Jesús para ver por ti mismo quién era y qué vino a hacer, para que llegues a creer en Él como el único que puede salvarte de tus pecados y darte una relación verdadera con Dios.
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