DÍA 16: Aquí Estoy: Respondiendo al Llamado de Dios a Pesar de Nuestros Defectos

Tomemos un momento hoy para estar con Dios. Si deseas hacer esto en familia, te recomendamos que reserves un tiempo después de tu propio tiempo con Dios para repasar juntos el contenido familiar que se encuentra en la parte inferior.

PAUSA

“Entonces oí la voz del Señor que decía:

—¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?

Y respondí:

—Aquí estoy. ¡Envíame a mí!”—Isaías 6:8 (NVI)

Todos hemos oído hablar de una persona que es “lambiscona”, la persona que siempre está dispuesta a ayudar y participar. Hay belleza en este afán de servir, pero a veces nuestros motivos pueden ser los equivocados. Es posible que queramos servir a Dios, pero también anhelemos reconocimiento o nos sintamos demasiado inseguros para decir "sí" debido a nuestras imperfecciones.

Incluso en nuestras imperfecciones, Dios desea transformar nuestros corazones. Cuando oramos por un corazón puro, Él puede alinear nuestros motivos y hacerlos más acordes con Su voluntad. Es nuestra decisión de servir, incluso con nuestros defectos, y de decir: “Aquí estoy. ¡Envíame a mí!" lo que nos conduce a una verdadera transformación. ¿Estás listo para emprender tu viaje de servir a Dios de todo corazón?

REFLEXIONA

Reflexiona sobre los motivos detrás de tu deseo de servir a Dios. ¿Sirves para ser visto o para complacer a los demás? ¿Tiene miedo de servir por inseguridad o por sentirse indigno? ¿Dónde puedes ponerte a disposición de Dios y confiar en Él para transformar tu corazón?

ORA

Padre Dios, gracias por tu infinita paciencia conmigo. Confieso que a veces permito que el miedo o el orgullo nublen mis motivos. Ayúdame a entregar estas cosas a Tus pies y reemplazarlas con Tu paz y fortaleza. Quiero estar disponible para Ti y me ofrezco, imperfecto como soy. Transforma mi corazón, Señor, y úsame para Tu gloria. Amén.

Para Tu Familia

PAUSA

Lee Isaías 6:8 en voz alta con sus hijos. Ya sea que salgan a caminar, hablen en el auto, discutan durante la cena o se reúnan antes de acostarse, elijan un momento del día para discutir y orar juntos.

REFLEXIONA

Comparte la idea principal con ellos.

• Cuando Dios nos pide que hagamos algo, debemos responder inmediatamente con alegría.

Pregúntales:

• ¿Qué es algo que Dios quiere que hagas y que puedas decir: “¡Aquí estoy, envíame a mí!”?

ORA

Guía a sus hijos a orar usando estos puntos de oración.

• Agradece a Dios por permitirnos ser parte de Su historia.
• Pídele a Dios que te dé la fuerza para hacer lo que Él quiere que hagas.
• Ora para que otras personas también digan “¡Aquí estoy, envíame a mí!” En todo el mundo.

Ora esto por tus hijos:

Padre Dios, gracias por tu paciencia con nosotros. Admito que no siempre es fácil. Te pido que me ayudes a ser paciente con mis hijos (nómbralos) y que les ayudes a ser pacientes conmigo. Te pido que nos des a todos un corazón para decir: “¡Aquí estoy, envíame a mí!” cada día. Hazlos valientes, Señor. Amén.