Él nos entiende. ¿A quién amaba Jesús?Sample

#2 Jesús amaba a la gente que odiamos.

Cuando Jesús llegó a la ciudad ese día, hizo lo inimaginable. Eso es lo que la gente de Jericó podría haber pensado el día en que Jesús dirigió su atención a la única persona de la ciudad que todos despreciaban. Imagínate lo que alguien de Jericó podría haber dicho…

—Le dimos una bienvenida de héroe y lo primero que hizo fue encontrar al traidor entre nosotros. Zaqueo era uno de nosotros hasta que se puso en nuestra contra. Para ganar dinero fácilmente a expensas de su comunidad, se convirtió en recaudador de impuestos. Este agente del IRS que trabaja para el enemigo duplicó nuestras deudas y se embolsó la diferencia. Mientras se hacía rico, no podíamos alimentar a nuestros hijos. Nos estafó y timó despojándonos de nuestros ingresos arduamente ganados y poco a poco nos robó nuestro sustento.

»Nunca me consideré violento, pero allí me encontraba ese día con un ladrillo en la mano, tan enojado, sintiéndome incomprendido y justificado en mi rabia contra un sistema político que no podía controlar.

»Cuando escuché que Jesús venía a la ciudad, pensé: bueno, finalmente, Zaqueo lo va a conseguir. Uno de nuestros propios rabinos judíos se lo pedirá. “¡Dile que no nos robe más, Jesús!”.

»En vez de esto, Jesús encontró a Zaqueo a orillas de la multitud (donde lo empujamos), y le dijo: Vamos, quiero pasar el día contigo.

»Jesús puso su brazo en el hombro de Zaqueo y se esfumaron en su casa.

»Les daría cualquier cosa para saber de qué hablaron todo el día. Nos quedamos afuera con los puños apretados y corazones endurecidos.

»Pero cuando volvieron a salir, Zaqueo era un hombre diferente. Durante años después, la ciudad recordó ese día en que Zaqueo entregó la mitad de su cuenta bancaria a los pobres y pagó de vuelta personalmente, cuatro a uno, todo el dinero que nos había extorsionado.

»Nunca lo elegimos alcalde ni nada, pero ese día Zaqueo capturó el corazón de nuestra ciudad. Todo se remonta a lo que Jesús dijo cuando salieron de la casa de Zaqueo. “¡Hoy es el día de la salvación en este hogar!”.

»Jesús vio algo diferente en Zaqueo que nosotros nunca vimos.

Fue lo mismo que Jesús veía en cada marginado, incluso hasta su último aliento en la cruz. La persona a quien despreciamos, Él amaba. Y no por nada que hicieron para merecerlo, sino por quien Jesús era. Y con su amor, vemos algo nuevo en ellos… y también en nosotros mismos.