Felicidad Y BienestarSample
Si reflexionamos sobre la visión de Dios para nuestra vida y nuestras actividades empresariales, tal y como se ha comentado en el plan de lectura, tenemos que reconocer que existe una gran brecha entre nuestro mundo y el deseo de Dios.
Como líderes empresariales, con demasiada frecuencia vivimos en dos mundos: el mundo de Babilonia y el mundo de Jerusalén. Somos personas rotas que viven en un mundo roto. Las elecciones que hay que hacer en los negocios no son simplemente entre 'bueno' o 'malo'. La mayoría de estas elecciones son sobre 'malo' o 'menos malo', o 'bueno' dentro de los límites de lo factible.
Por tanto, no somos nosotros, los seres humanos, los que construimos este nuevo mundo. Es Dios mismo quien lo hace (Isaías 59:15-16). Lo notable de Dios y de su gracia es que podemos participar en el mundo que Él está construyendo (Ap. 22:14-17). Podemos ser partícipes del Reino de Dios y de la nueva Jerusalén a través de corazones rotos y de la fe en su Hijo Jesucristo (Isaías 66:22 y Romanos 5:1-2). La única pregunta es: ¿En cuál ciudad queremos vivir y trabajar?
En algún momento se le preguntó a un grupo de empresarios cristianos por qué invertían en regiones pobres de Europa. Porque, evidentemente, estaba fuera de sus posibilidades cambiar esos países y el mundo. Estos empresarios respondieron: "Nuestros esfuerzos no cambiarán el mundo, pero Dios sí lo hará. Estamos ahí para amar al individuo y marcar la diferencia para ellos y para nosotros mismos”. Estaban motivados por el amor de Cristo.
No somos cristianos porque queramos celebrar los grandes éxitos empresariales. Somos cristianos porque nos sentimos atraídos por algo que es más grande que nosotros mismos. Nos inspiran Dios y Jesús y su amor por las personas.
Cuando damos rienda suelta a este amor en nuestra forma de pensar, actuar y hacer negocios, otros experimentarán algo del amor de Dios por ellos. Así podemos honrar a Dios y difundir su buena nueva.
Quiero terminar con una hermosa definición sobre el empresario cristiano, que recogí de un buen amigo: Un empresario cristiano es alguien a quien Dios ha llamado y equipado con talentos, carácter y rasgos de personalidad para cocrear con Dios y trabajar en el bienestar general de las personas, la justicia de Dios y el honor de Dios a través de su espíritu empresarial y su empresa.
Pregunta del día:
Si tuvieras que plantear una definición acerca del empresario cristiano, ¿cuáles elementos o palabras consideras imprescindibles incluir?
Para más información sobre el espíritu empresarial cristiano, lea el libro: El empresario de Jerusalén: Como ser una fuente de bienestar, de Wouter Droppers; o póngase en contacto con www.europartners.org. Puedes obtener mayor información sobre las finanzas en un contexto bíblico visitando http://www.tres-e.org/
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¿Cómo podemos contribuir, como empresarios, a la felicidad y el bienestar de todos los que participan en nuestra empresa? ¿Dónde encontramos nuestra propia felicidad y satisfacción?
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