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La silla virtual de juez

El acosador no actúa sólo. Lidera. Tiene promotores y público. ¿Te diste cuenta? Sin clics ni vistas, se acaba el acoso. Si no estás del lado de la víctima ni eres acosador, sal en defensa de la víctima y confronta al acosador.

Había una vez un hombre que insultó grandemente a un amigo suyo por la envidia que le tuvo al ver el éxito que había alcanzado.

Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo por haber dicho esas barbaridades, y visitó a un hombre sabio a quien le dijo: –Quiero arreglar todo el mal que le hice a mi amigo. ¿Cómo puedo hacerlo?

El hombre respondió: –Toma una bolsa llena de plumas y suéltalas por donde vayas.

El hombre al cabo de un día las había soltado todas. Volvió al sabio y le dijo: –Ya he terminado.

El sabio contestó: –Esa es la parte más fácil. Ahora debes volver a llenar la bolsa con las mismas plumas que soltaste. Sal a la calle y búscalas.

El hombre se sintió muy triste, pues sabía que eso era imposible.

El sabio le dijo: –Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, asimismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho. Sé humilde y reconoce el daño pidiendo perdón a tu amigo, y jamás vuelvas a repetirlo.

Todos podemos cambiar si dejamos que Jesús actúe. Arrepiéntete de vivir juzgando. Jesús es especialista en los casos difíciles. Él murió con los brazos abiertos para que te lances a recibir su perdón. Si decidís seguirlo, tu mentalidad y conducta comenzarán a cambiar hacia el amor y la paz.

Aléjate de la silla de juez

Deja el odio para amar. El amor verdadero entiende, ayuda, sirve. En el amor no hay lugar para el odio. El amor y el odio tienen la cualidad de movilizar la vida. La diferencia es que el odio te lleva al dolor y la soledad, mientras que el amor te lleva a la alegría y paz. Escoge el amor.

Sana tus heridas. Aquellos que fueron heridos generalmente reflejan ese rencor en su trato con los demás. Preséntale tus heridas a Jesús, el Médico del alma, para que las cicatrice.

Si descubriste que la violencia es un rasgo de tu comportamiento, busca ayuda en tu pastor, un consejero o un profesional.

Reflexiona: ¿Qué decisión tienes que tomar para desenredarte de la tecnología?