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Enredados

Durante la pandemia nos volcamos a usar la tecnología como nunca antes, cristalizando los cambios que ya se venían dando previamente. Se multiplicaron las publicaciones y transmisiones en vivo, así como las reuniones virtuales.

La tecnología es fascinante. ¡Cuántas oportunidades genera! Sin embargo, tenemos que sincerarnos: pasamos horas “enredados” en las redes, valga la redundancia.

Si usamos algún dispositivo dos horas por día, en un año sumarán alrededor de treinta días. Si pasamos cuatro horas diarias, serán sesenta y un días anuales ¡Increíble, pero cierto!

Navegamos sin peligro, hasta que nos atrapan. Igual que a los inteligentes y llamativos delfines.

Las latas de atún que llevan el sello safe dolphins, creado en los años setenta, certifican la pesca segura de atunes, que no representa un peligro para los delfines debido a que los pescadores de atún usan a los delfines como radar natural ya que se alimentan al mismo tiempo. Los pescadores tiran al mar redes kilométricas que atrapan juntamente con el atún a los delfines. Como estos últimos no les interesan, los devuelven al mar muertos o heridos.

Atrapados por las redes

La generación post 2000 –y también los pandemials– interactúan naturalmente con las pantallas. Esto presenta ventajas y desventajas.

Unos respetados investigadores (Belçaguy y otros), aseguran que las tecnologías son parte del espacio transicional, como el juego, el arte y el humor. Esto se basa en la teoría de Winnicott.

Otros expertos concluyeron que existen cuatro efectos negativos del uso excesivo de pantallas: adicción, aislamiento, contenidos perversos y violencia. Esto tiene repercusiones en el rendimiento escolar, las relaciones interpersonales y familiares, y en la vida espiritual.

¿Qué hacemos?

Tenemos libertad de elección. Podemos ver tres películas seguidas, usar las redes sociales para conectarnos entre amigos y jugar en red por horas. Pero ese no es el punto. Deberíamos cuestionarnos si el uso que le estamos dando a la tecnología es provechoso, constructivo. Si es para nuestro bien o estamos ejerciendo el autocontrol.

La tecnología es atractiva, y estamos en contacto con ella permanentemente. Debemos aprender a relacionarnos con la tecnología de manera saludable. Acá van dos consejos:

1. No te enredes. Que no te pase como al delfín, que sin darse cuenta lo atrapan y lastiman.
2. Intercala tus actividades entre el aire libre y las pantallas. Que la tecnología no te domine. Domínala tú.

Reflexiona: ¿Qué decisión tienes que tomar para desenredarte de la tecnología?