El Regalo Más GrandeSample

Semana 3 - Día 4 

Esperanza en la Salvación

Lectura: Romanos 8:18–25

DEVOCIONAL: Romanos 8:24–25

“Porque en esperanza somos salvados; pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza; porque lo que uno ve ya no lo espera. Sin embargo, si lo que esperamos es algo que todavía no vemos, entonces lo esperamos con paciencia.”

¿Qué clase de destinataria de regalos eres? ¿Te gusta tomarte tu tiempo mientras abres el regalo, desenvolviendo con cuidado cada capa de cinta y papel, disfrutando del proceso y la anticipación tanto como el resultado? ¿Eres una agitadora de regalos, alguien a quien le gusta pinchar, presionar, sacudir y torcer tu regalo con los ojos cerrados para tratar de adivinar qué hay dentro antes de abrirlo porque disfrutas tanto del hecho de acertar como del presente mismo? ¿O tal vez simplemente rompes, arrojando papel y moño a un lado con salvaje abandono porque no puedes esperar un segundo más para ver qué hay dentro?

Ahora toma ese sentimiento y aplícalo a la santa anticipación de la realidad venidera del tan esperado regreso de Cristo, la pieza final de nuestra salvación prometida cuando todo sea renovado.

En su carta a los romanos, Pablo les recordó que mantuvieran la esperanza en el reino que Dios ha prometido, no en lo que veían a su alrededor. El entusiasmo que sentimos al recibir un regalo en Navidad pierde algo de su chispa cuando nos entregan un regalo sin envoltorio. Nosotros lo vemos. Sabemos lo que es. Perdemos la oportunidad de esperar algo especial porque nos enfrentamos de inmediato a la realidad.

Pablo nos dice que debemos mantener nuestra esperanza fija en lo que no podemos ver, la obra perfecta de salvación que Dios está haciendo por nosotras, y que continuemos esperando  con paciencia o perseverancia lo que Dios ha prometido. Al desenvolver los regalos esta Navidad, que cada momento de esperanza en lo desconocido nos recuerde que debemos seguir adelante con esperanza en lo que Dios todavía tiene que hacer en nuestras vidas, por Su reino.

Oración

Dios, gracias porque podemos aprovechar momentos de esta temporada especial, cuando celebramos a Tu Hijo, para acercarnos más a Ti. Haz que nuestra fe y esperanza aumenten al conectar nuestros sentimientos de emoción y anticipación con el entusiasmo que sentimos por el regreso de Jesús, nuestro Salvador. Amén.