Eclesiastés: La aventura de una vidaSample

Vapor sutil

Salomón comienza el libro de Eclesiastés con una declaración enigmática sobre la vida en este planeta. Él menciona que solo es «vanidad». Algunas versiones eligen la palabra «insignificante». Ambas traducciones proceden de la palabra en hebreo hebel, que literalmente significa «vapor».

El mensaje de Salomón no es que no haya propósito en la vida, sino que no podemos comprender ampliamente el propósito de la vida. Es vapor sutil, como un soplo de aire o una humareda.

Todos poseemos una compulsión por comprender. Perseguir el conocimiento es parte de ser un humano. Pero hay un momento en donde termina nuestra capacidad y comienza la confianza. La fe es el verdadero fundamento de la sabiduría. Necesitamos más sabiduría que conocimiento. Mientras que el conocimiento tiende a residir solamente en nuestra cabeza, la sabiduría enriquece completamente nuestra experiencia de vida.

Puede ser frustrante cuando nuestra compulsión por comprender no está siendo satisfecha. No podemos controlar, ni prever, cómo resultarán las cosas. Hay tanto que no comprendemos, tanto que no podemos hacer. Comúnmente nuestra reacción es no hacer nada. Nos congelamos. Pero el mejor camino es aferrarnos a una perspectiva bíblica, la cual está arraigada en la confianza en Dios.

El libro de Eclesiastés nos muestra esa perspectiva. Nos alienta a hacer conciencia propia y a abrazar la realidad de la vida en el mundo. La vida en la Tierra es un misterio, es vapor. No conocemos todos los por qués, los qué o cuándo. Salomón argumentaría que esto es parte del diseño.

La razón de la vida no es alimentar nuestra compulsión por comprender, sino guiarnos a adorar al Creador y a disfrutar de nuestras vidas dentro del diseño de Dios. El primer paso es adoptar una perspectiva verdadera acerca de la naturaleza de nuestro mundo y de nuestras limitaciones.

Oremos juntos poniendo nuestras vidas en las manos de Dios, pidiéndole que fortalezca nuestra fe y nos permita crecer en sabiduría. Digámosle que necesitamos su ayuda para que podamos desvanecer nuestra urgencia por saber y dar paso a caminos de fe profunda y piedad celestial. Nuestro camino eterno no está detenido por la muerte en este mundo, así es que pidamos por la misericordia de Dios para que nunca perdamos de vista lo que se encuentra más allá de lo que podemos ver, escuchar o tocar.