Día Cuatro: El Cordero de Pascua

Escrito por Danny Saavedra

“Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: ‘Tomad, esto es mi cuerpo’ y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos “Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada” Marcos 14:22-24 (RV60)

Es un regalo disfrutar una comida cuando celebramos un día especial. El reunirnos con personas que queremos, celebrando, agradeciendo, y compartiendo historias, memorias y sueños futuros, es algo que nunca debiéramos tomar livianamente.

El pasaje de hoy se sitúa en el medio de una cena de celebración en la cual está Jesús y Sus discípulos. Esta cena, se llama la Ultima Cena y está descrita en detalle en los cuatro Evangelios y por Pablo en la 1ª de Corintios 11. Pero, ¿Que estaban celebrando? Era el día de Pascua.

¿Sabías tú que la Pascua es sin duda la celebración más significativa del año para la gente Judía en el tiempo de Jesús y todavía hoy en día? ¿Y qué es exactamente? 

Es el día en que se recuerda el éxodo de Israel de Egipto, cuando Dios rescató a Su pueblo de las manos del Faraón. Anteriormente, durante 400 años los hijos de Israel habían sido cruelmente esclavizados. Pero Dios es fiel y Él no había olvidado Su gran promesa hecha a Abraham (Génesis 12:2). Así cuando llegó el tiempo, Dios envió a Moisés a liberar a Su gente del Faraón. Pero el Faraón no quería dejar salir a la gente (Éxodo 7: 14), y así Dios le mandó plagas – mosquitos, pústulas, ranas y otras. 

Finalmente, la décima plaga llegó: la muerte del primogénito en cada hogar. Sin embargo el Señor perdonó la vida de Sus seguidores quienes sacrificaron corderos sin mancha y aplicaron la sangre sobre sus puertas (Éxodo 11-12). Cuando el ángel (“el destructor” como es llamado en Éxodo 12:23) vio la sangre pasó por encima de esa casa. Fue después de esta última plaga que el Faraón finalmente permitió que los israelitas salieran. 

¿Podrían imaginarse ustedes cómo fue esa noche histórica en el aposento alto en Jerusalén? ¿Se imaginan lo que fue tener a Jesús presidiendo la ceremonia de Pascua? – ¡nadie podría contar la historia mejor que Jesús! Y algo más surreal que eso imagínense ser uno de los discípulos que experimento lo más hermoso de esa noche: como todos los símbolos y elementos de la fiesta apuntan a Jesús. Así como El menciona todos los diferentes elementos y tradiciones, cada parte de la fiesta cuenta la historia de la redención última de Dios y de su liberación, la cual El viviría solo unas horas después. 

Hay algo que puede que encuentren interesante: La palabra que se usa para fiesta es “miqra”, que también se traduce como “ensayo”. La otra palabra es “mo’ed”, que significa “un día convenido; un tiempo fijo, un tiempo exacto.” 

¡Qué hecho más increíble! Justo en el momento correcto, Dios mandó a Moisés a liberar a su gente “y cuando el tiempo perfecto llegó, Dios envió a su Hijo unigénito a redimir a aquellos que estaban bajo la ley para que todos fuéramos adoptados como Sus hijos” Gálatas 4:4-5) ¿Ven esto? La Pascua fue una celebración ensayo – año tras año – hasta el tiempo exacto, designado en que tendría lugar el verdadero cumplimiento de ella. 

Después de 1500 años de celebraciones de Pascua con símbolos de pan sin levadura, vino y sacrificios de corderos sin manchas, había llegado la hora. ¡Ya no se necesitaban más ensayos porque la Pascua se había hecho realidad! La noche conocida como La última cena fue el día en que Jesús y sus discípulos celebraron la última Pascua. En el aposento alto, Jesús tomó el vino, el cual representaba la sangre del Cordero de Pascua y dijo: “… porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mateo 26:28 RV60). Partió el pan sin levadura, símbolo de pureza, y dijo: “Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado” (Lucas 22:19, RV60) 

Al día siguiente, en el altar de la eternidad, en una cruz reservada para criminales, Jesús, el Buen Pastor, se transformó en el Cordero de Pascua: “a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en Su sangre, para manifestar Su justicia, a causa de haber pasado por alto, en Su paciencia, los pecados pasados" (Romanos 3:25 RV60)

¡Cada vez que compartimos la comunión, somos invitados a recordar y reflexionar en lo que el Señor Jesucristo - nuestro Cordero de Pascua… ha hecho para darnos una nueva vida de libertad en Su reino eterno!”