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¿Qué es la Oración?

Oración. ¿El solo leer esa palabra te hace sentir al menos un poquito culpable?

Hablar de tu vida de oración a menudo te hace sentir escrutado o nervioso. Es el equivalente espiritual de hablar sobre tu dieta o ejercicio –sabes que podrías hacerlo mejor. Te avergüenza fácilmente hablar de ello o te disculpas por tu falta de consistencia. Algunos no saben orar o no oran lo suficiente; otros solo oran en el último minuto, muy parecido al solamente llamar a la policía en caso de emergencia. No recordamos haber conocido a nadie que pensara que oraba con suficiente frecuencia, suficiente dedicación o con suficiente fidelidad.

Para empeorar las cosas, tal vez no entiendas la oración, nadie te dijo cómo orar, o como el niño en la escuela que nunca aprendió a leer, otros simplemente asumen que sabes cómo orar cuando, en realidad, no lo haces y te avergüenza un poco admitirlo.

La oración no es algo que estas obligado a hacer. ¡La oración es algo que llegas a hacer! Dios nos invita a orar prometiendo en Jeremías 29:12: «... clama a mí y ven, y ora a mi, y yo te escucharé».

En el sentido más general, la oración simplemente significa comunicarse con Dios. Esto se puede hacer de forma audible cuando Dios escucha nuestras palabras, o en silencio cuando Dios conoce nuestros pensamientos. La oración es la forma principal en la que nos relacionamos con Dios, y así como la comunicación es clave para las relaciones interpersonales, es vital para nuestra relación con Dios. Eso es la oración: tener una conversación con Dios.

Además, ya que la comunicación está diseñada para funcionar en dos direcciones, la oración puede incluir hablar con Dios y escuchar a Dios.

Como hijo del Padre, tus conversaciones con Dios se pueden hacer en cualquier lugar y en una variedad de maneras, ya sea en una postura tradicional de rodillas dobladas, cabeza inclinada y manos juntas, o de formas más naturales, como cuando conduces el automóvil, cortas el césped o haces las compras. Puede escribir tus oraciones en un diario u orar escribiendo canciones o poesía. Puedes gritar tus oraciones o puedes mantener un silencio receptivo, escuchando la voz suave y apacible de Dios. Incluso puedes usar el arte y la creatividad como una forma de orar.

No importa cómo o cuándo ores, la meta es siempre la misma: construir tu amorosa relación entre hijo y padre, con Dios. Este concepto ha tenido cada vez más sentido para mí (Mark) ya que Grace y yo criamos a nuestros hijos. Una cosa ha permanecido constante desde la época en que nuestros hijos eran pequeños hasta el día de hoy, cuando ahora veo a los tres hermanos de Ashley que han crecido más que yo: no me importaba mucho lo que hicimos, mientras supieran que los amaba y edificáramos nuestra relación. Cuando los chicos eran pequeños, esto significaba mucha lucha, un número infinito de horas jugando a la pelota y yo jugando frecuentemente a Goliat mientras ellos fingían acabar con mi vida en homenaje a David. Cuando las dos niñas eran jóvenes, esto significaba jugar juegos de mesa, tener innumerables fiestas de té y más que unas pocas citas costosas con papá.

Mientras ellos supieran que los amaba, estábamos juntos y estábamos construyendo nuestra relación, mi alegría venía al ver su alegría. Quería estar en su mundo, disfrutar de su compañía y capturar su corazón. No solo amaba a nuestros hijos, sino que también me agradaban, y todavía me agradan. Dios Padre es así contigo, Su hijo, pero es infinitamente mejor de una manera que solo un padre perfecto puede serlo.

Reflexión:

1. ¿Tienes alguna forma favorita de orar (e.g. en silencio, en voz alta, solo, en grupo, llevando un diario, cantando, etc.)?

2. ¿Cómo explicarías tu vida de oración pasada y presente?

3. ¿Qué cambios te gustaría hacer en tu vida de oración para el futuro?