[Serie Una sola carne] Lo que siembras, cosechasSample
¿Cuándo cosechamos?
No hay planta que dé fruto instantáneamente al momento de sembrar la semilla, existe un proceso: germinar, crecer, florecer, dar fruto y dar semilla nuevamente. Este proceso puede llevar meses o años, dependiendo del tipo de semilla.
De la misma manera, no podemos pretender que, si hoy comenzamos a sembrar buena semilla en nuestro hogar, producto del entendimiento de Cristo en mi vida, coseche cambios en mi cónyuge e hijos, al día siguiente. Debemos cuidar esa semilla regándola con palabras de edificación, actitudes correctas y acciones alineadas a la Palabra, «Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta», (Santiago 2:26).
A veces creemos que, si cambio mi actitud hoy, de inmediato mi familia lo notará y se arreglarán las cosas. ¡No! No funciona así, debe haber un tiempo de crecimiento de la semilla que estoy sembrando, debo esperar con paciencia y regar todos los días mi semilla con amor, buen trato, edificación, perdón y comprensión, esperando que mi semilla dé el fruto que ansío.
Necesitamos aprender a esperar el tiempo de Dios, a respetar el proceso de cada persona sin desfallecer, creyendo, orando, declarando a favor de tu hogar.
Pensemos en un hogar cuyo esposo sembró traición, engaño, maltrato, gritos y ofensas, se da cuenta de su error, se arrepiente y quiere sembrar buena semilla, entonces empieza a sembrar amor, respeto, fidelidad, palabras de edificación. Puede pasar un tiempo hasta que estas semillas den el fruto esperado en su esposa. ¿Qué debe hacer el esposo? ¿Enojarse y dejar de sembrar? ¡No! Debe regar todos los días sus semillas, orar mucho y esperar el tiempo de Dios, para poder cosechar el buen fruto.
Veamos otra situación: un hogar que vive con los suegros, en el que la mamá de la esposa trata mal al esposo, lo humilla, le repite muchas veces que su hija merece algo mejor y la esposa lo permite. Se calla cuando la mamá empieza con sus reclamos al esposo. Pero, cuando la esposa se da cuenta del error, empieza a sembrar a favor del esposo, puede pasar un tiempo antes de cosechar la semilla que espera. Lo primero será cumplir con la palabra y dejar a sus padres para ser una sola carne con su esposo, después sembrar amor, respeto y esperar en Dios que su hogar sea sanado.
Reflexionemos
¿Comenzaste a sembrar buenas semillas? ¿Estás regando esas semillas cada día?
About this Plan
Este es el tercer devocional de una serie de ocho, bajo el título «Una sola carne». Es una recopilación de principios de la Palabra con respecto a una de las relaciones más complejas del ser humano: el matrimonio. Si Dios nos diseñó para vivir en matrimonio, ¿por qué es tan complicado? Estos siete días hablaremos de la siembra y la cosecha de lo que hablamos y hacemos en el matrimonio.
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