La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2020Sample
Mira al porvenir
En Un cuento de Navidad de Charles Dickens, el personaje central Ebenezer Scrooge, es un hombre de negocios infeliz, malo y avaro a quien se le muestra su pasado, presente y futuro. Finalmente, llega a arrepentirse y comienza a dar con generosidad.
Dickens capta la transformación en su carácter: «Estuvo en la iglesia, deambuló por las calles […] y descubrió que todo le resultaba un placer. Nunca había imaginado que un paseo le pudiera reportar tanta felicidad».
«Arrepentimiento» es una palabra muy positiva en la Biblia. La palabra griega «metanoia» significa «cambio de mente». Lo que esto significa, en primer lugar, es darle la espalda a las cosas malas. Ese tipo de cosas son lo que arruinan tu vida y rompen tu relación con Dios. El arrepentimiento significa sentirlo tanto que dejas esas cosas. Librarte de las cosas malas es algo que mejora tu vida, pero solo es la primera parte.
El cambio de corazón y mente no solo significa apartarse de las cosas malas, sino también volverse hacia Dios y el bien. La palabra «arrepentimiento» raramente aparece sola en la Biblia. El arrepentimiento genuino se evidencia por su fruto. El remordimiento no es suficiente; se requiere un cambio de mente, corazón y vida. Casi siempre es «arrepiéntete y…». Arrepiéntete y cree. Arrepiéntete y pon tu fe en Jesucristo. No es solo un caso de mirar atrás, sino también de mirar al porvenir.
Salmos 147:1-11
1. Arrepiéntete y gózate
El contexto del Salmo 147 bien puede ser el de la reconstrucción de Jerusalén bajo Nehemías: «El Señor reconstruye a Jerusalén y reúne a los exiliados de Israel» (v.2). Como vemos hoy en Nehemías 1–2, esto comenzó por un arrepentimiento genuino de Nehemías de parte de él y de todo el pueblo.
El arrepentimiento genuino comienza por tener el corazón «quebrantado» (Salmo 147:3). La maravillosa noticia es que Dios sana a los de corazón quebrantado y restaña sus heridas (v.3; ver también Isaías 61:1).
El «arrepentimiento» conlleva humillarse ante Dios. Mientras que Él «hace morder el polvo a los impíos» (Salmo 147:6b), «el Señor sostiene a los pobres» (v.6a). Pero Dios no te deja ahí. No quiere solamente que mires atrás con arrepentimiento sino que mires al porvenir con gozo.
El «deleite» de Dios no está en «la fuerza del hombre» (v.10). Él no se basa en la fuerza física, ni esta le impresiona; como dice The Message: «No le impresionan los bríos del caballo y nuestros músculos son insignificantes para él» (v.10, MSG). Sino que «se complace en los que le temen, en los que confían en su gran amor» (v.11).
Todo este salmo trata de gozarse en el Señor. Empieza por una llamada a «alabar al Señor», y un recordatorio de cuán «bueno, cuán agradable y justo» (v.1) es hacerlo. La alabanza te trae gozo y deleite, y es una respuesta apropiada a un Dios tan formidable.
Señor, hoy quiero no solo arrepentirme, sino también gozarme en Ti. Gracias porque prometes que si te temo, no tendré que temer a nada.
Apocalipsis 16:1-21
2. Arrepiéntete y responde
Este debe ser uno de los capítulos más aterradores de toda la Biblia. Describe el juicio final. Estas son las últimas siete plagas (ver Éxodo 7–10). Todo termina con el «Armagedón». En medio del terrible juicio, hay cuatro cosas que deberían reconfortarte:
- Jesús está regresando
«¡Cuidado! ¡Vengo como un ladrón! Dichoso el que se mantenga despierto, con su ropa a la mano» (Apocalipsis 16:15). Más adelante veremos en Apocalipsis todas las bendiciones que la segunda venida de Jesús te traerá a ti y a toda la creación.
- Jesús cargó con tu juicio
Las palabras «¡Ya está hecho!» (v.17, DHH) nos indican que una vez que este juicio final haya tenido lugar, «todo se ha cumplido», haciéndose eco de las palabras de Jesús en la cruz (Juan 19:30). Nos recuerdan que Jesús cargó sobre sí mismo la ira de Dios en la cruz por ti. Tanto amó Dios al mundo, que envió a Su único hijo para que no sucumbieras al juicio final de Dios, sino que recibieras todas las bendiciones de la vida eterna (ver Juan 3:16-17).
- El juicio es pospuesto
El juicio solo recae sobre aquellos que «ni así se arrepintieron; en vez de darle gloria a Dios» (Apocalipsis 16:9). Dios les da, como al faraón, muchísimas oportunidades de arrepentirse «pero no se arrepintieron de sus malas obras» (v.11). El deseo de Dios es que todos lleguen al arrepentimiento (2 Pedro 3:9). Les da muchas, muchísimas oportunidades. Solo aquellos que se niegan absolutamente a arrepentirse caen bajo Su juicio.
- El juicio será totalmente justo
Comprensiblemente, mucha gente se preocupa por pasajes de la Biblia como este. Pero los juicios de Dios van a ser completamente «verdaderos» y «justos» (v.7). Como siempre dice John Collins, el antiguo párroco de HTB: «En ese día diremos: “Todo es perfectamente justo y está bien”».
Aguarda expectante el regreso de Jesús. Pon en orden tu vida ahora, y asegúrate de que no haya rechazo al arrepentimiento en tu corazón. Responde de la manera adecuada a estas advertencias y ayuda a todos los demás a hacer lo mismo.
Señor, gracias porque en la cruz cargaste con mis pecados por mí para que nunca tuviera que enfrentarme al juicio descrito aquí. Gracias porque regresarás y pondrás todo en su sitio. Oro para que te glorifique en todo lo que haga.
Nehemías 1:1-2:20
3. Arrepiéntete y reconstruye
La situación de Nehemías no era muy diferente de la nuestra. La iglesia en este país está «enfrentando una gran calamidad y humillación» (1:3). Parece que hubiera sido devastada y se la considera irrelevante o un objeto de escarnio.
En el 445 a.C., Nehemías estaba desolado también por el hecho de que el nombre de Dios no estuviera siendo honrado. El pueblo de Dios estaba en «malas condiciones, la situación era abrumadora» (v.3, MSG): «La muralla de Jerusalén sigue derribada, con sus puertas consumidas por el fuego» (v.3).
Nehemías era un oficial de gobierno que había alcanzado una alta posición en la administración persa. Era el copero del rey (v.11b), puesto importante que comportaba la responsabilidad de probar el vino del rey y proteger las estancias reales.
La respuesta de Nehemías nos da un gran modelo que seguir. Aunque era un hombre de acción, comenzó por la oración. Su respuesta fue llorar, hacer duelo, ayunar y orar (v.4). Su oración comienza por recordar a Dios su amor (v.5). Prosigue arrepintiéndose de sus pecados y los de su pueblo: «Confieso que los israelitas, entre los cuales estamos incluidos mi familia y yo, hemos pecado contra ti» (v.6b).
Termina la oración pidiendo a Dios que le dé éxito (v.11). Como suele suceder, la respuesta a esta oración conllevó algo que él mismo habría de hacer. Vio el problema y actuó. Dejó una carrera brillante para abrazar una vida de peligro, luchas y sacrificio de sí mismo. Al hacer esto, se convirtió en la respuesta a su propia oración.
Artajerjes se dio cuenta de su tristeza de corazón (2:2). Cuando preguntó «¿Qué quieres que haga?» (v.4), otra vez la oración «flecha» de Nehemías («orando susurrando para mi mismo», v.4 MSG) es un buen ejemplo que seguir. En cualquier situación en la que te encuentres con apenas un segundo para decidir, ora así: «Encomendándome al Dios del cielo, le respondí…» (vv.4-5). Ya había practicado la oración por largo tiempo. Ahora solo tenía tiempo de alzar la vista al cielo antes de tener que dar una respuesta.
Su petición le fue concedida y se le permitió ir a Jerusalén para reconstruir (v.8). Después de inspeccionar los muros secretamente (manteniendo sus planes confidenciales de una manera sabia mientras evaluaba la situación), reunió al pueblo y anunció sus planes (vv.11–18). Continuó su oración con la acción.
A lo largo de todo el proceso, se mantuvo centrado en Dios reconociendo una y otra vez que era Dios quien le había inspirado y le había permitido hacer aquello: «El rey accedió a mi petición, porque Dios estaba actuando a mi favor» (v.8; ver también vv.12,18). Puede ser muy fácil orar por algo y olvidarse después de dar el reconocimiento cuando las cosas empiezan a ir bien. Pero Nehemías siempre fue consciente de su dependencia de Dios y siempre estuvo pronto para atribuir su éxito a Dios.
Confía en Dios y Él te dará la confianza para continuar con Sus planes, incluso cuando encuentres oposición. Hazlo tanto en los buenos tiempos como en los malos, Nehemías acudió a Dios: «El Dios del cielo nos concederá salir adelante. Nosotros, sus siervos, vamos a comenzar la reconstrucción» (v.20). No permitas que la oposición te desvíe de la tarea que Dios te ha dado; confía en Dios y realiza el trabajo. Aguarda expectante que Dios te dé el éxito.
Señor, Tú nos llamas a reconstruir y nos das éxito. Tu iglesia está en ruinas, sus muros derruidos. Oro para que la iglesia de este país se levante de nuevo y diga: «¡Manos a la obra!… El Dios del cielo nos concederá salir adelante. Nosotros, sus siervos, vamos a comenzar la reconstrucción».
Pippa Adds
Nehemías 2:2
«Al ofrecerle vino al rey, como él nunca antes me había visto triste, me preguntó: ―¿Por qué estás triste? No me parece que estés enfermo, así que debe haber algo que te está causando dolor».
Cuando le fue dada la oportunidad, Nehemías la aprovechó a pesar de tener miedo. Decir lo que es correcto requiere valentía. No era que Nehemías no sintiera miedo en aquel momento, sino que a pesar de su miedo, habló.
References
Notas:
Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida al español, se parafrasea
Charles Dickens, Cuento de Navidad (Editorial Bambú, 2010).
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About this Plan
Este plan lleva a los lectores a través de todas las Escrituras en un año, incluyendo el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y un Salmo o Proverbio cada día. Combinado con un comentario diario de Nicky y Pippa Gumbel, este plan nos guía a conectarnos más estrechamente con la Palabra de Dios y nos alienta no solo a aplicar las enseñanzas de las Escrituras a nuestra vida diaria, sino también a profundizar en nuestra relación con Jesús.
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