Gigantes espiritualesSample

Los gigantes espirituales se ocupan de actividades establecidas por el diseño de Dios

Los escritos de Pablo, como revelación del evangelio dada a él para la iglesia, estudiados, apropiados, y asimilados en el ser espiritual, producen personas fuertes y sinceras. Muestran que están bien alimentados y que tienen buena digestión espiritual, así como es evidente en lo natural. Por supuesto, a veces encontramos algunos creyentes que tienen problemas con la digestión espiritual, bien que ellos escuchan la Palabra, sin embargo, no absorben la vida y el poder de la verdad; por eso es importante, como dijo Jesús «oíd y entended», son dos imperativos que demandan oír con fe, o sea obedecer y poner en práctica lo que se oye y se entiende.

Los tesalonicenses no fueron de ese carácter. Ellos tenían buena digestión espiritual. Fueron una iglesia progresista y creciente, no en la línea de modernismo, sino más bien en fundamento. Tenían buena alimentación. Porque únicamente los tales son capaces de vivir de acuerdo con el exacto conocimiento de la voluntad de Dios, como el apóstol oraba por ellos. 

Hoy vemos a muchos creyentes ocupados en diferentes actividades y programas, haciendo muchas cosas buenas a su manera y hasta de buena voluntad, pero no en la voluntad exacta que el orden y diseño de Dios establece. ¡Qué lamentable es leer algo de la literatura cristiana enviada presumiblemente por mandato directo del Señor, cuando no es según la voluntad revelada de Dios, sino mucho peor, es contraria a la verdad! 

Es más penoso todavía escuchar los anuncios de los hechos de algunos hombres religiosos nombrados por sí mismos. De esto estamos seguros, porque sus obras son contrarias a la voluntad revelada de Dios. ¿Qué pasa? La iglesia no conoce la verdad, por eso, no están obrando de acuerdo a los planes y especificaciones del gran arquitecto. No leen ni se fundamentan en los escritos apostólicos en donde la voluntad de Dios, con respecto a estas cosas está delineada y escrita.

Es triste, pero verdad, que aún algunos creyentes sinceros no están colaborando con el propósito eterno de Dios, bien que aparentemente están trabajando en el programa eclesiástico. ¿Qué diría un gran arquitecto si sus obreros rehusaran construir de acuerdo al plano e insistieran hacer lo que a ellos les parece razonable y conveniente, sin observar las especificaciones? Sabemos que él no permitiría que tal cosa aconteciera, sino los despediría y contrataría a los fieles e idóneos, de igual forma el plan de Dios es usar obreros aprobados y no ministros afamados. 

Estamos seguros que el arquitecto divino no es menos preocupado por su objetivo ni más indulgente en su censura a sus obreros, que aquellos constructores terrenales. No necesita consejeros, sino obreros con Él, para edificar su iglesia. Dios no consulta nuestra opinión, ya que Él es quien ha establecido las reglas y directrices con las que debe hacerse la obra.