Y ¿Tú Eres? Campione

Vengo de una familia cristiana y aunque eso me permitió, a temprana edad, saber más profundamente quién es Jesús, mi experiencia con él es personal y lo mejor que me ha pasado en la vida.

Muchos nos hemos preguntado: ¿Cómo creer en una persona que vivió 2,000 años antes que tú y que dicen que hizo esto y aquello? Mi respuesta, es por fe.

Pero no la fe emocional que les choca a los intelectuales porque carece de argumento, sino la fe que viene por el oír la palabra de Dios, esa palabra que tiene argumentos y conexiones que van uniendo una historia de amor y redención a través de Jesús y la profecía.

Voy a recordarles tres personajes de diferentes épocas en contraste con Jesús para comprender mejor como se fue tejiendo la historia de amor:

• Adán y Jesús: Por el pecado de un hombre (Adán) entró la muerte. Por la obediencia de Jesús entró la vida eterna. (Romanos 5:12-21)

Adán fue el primer humano en la tierra, tenía relación directa con el Creador, pero cuando pecó (desobedeció) su relación se vio afectada y nos separó a todos los hombres de la gloria de Dios. De ahí en adelante comienza la historia del plan de Dios para poder estar nuevamente con su creación.

• Noé y Jesús: Noé, por orden de Dios, construye un arca para salvar a los que estuvieran en ella, Jesús por orden de Dios ofreció su vida para salvar a todos los que crean en él (Génesis 5:29, 6:14-17)

En los tiempos de Noé la maldad de los hombres iba de aumento en aumento y Dios decidió terminar con su creación, pero Noé encontró gracia y misericordia al ser un hombre justo. Cuando medite en esta historia, fue inevitable para mí pensar que con la oportunidad que le fue dada a Noé de salvación en medio del diluvio, podíamos tener otra oportunidad como humanidad. Sin embargo, la justicia de un hombre no fue suficiente porque la humanidad volvió a corromperse. Necesitábamos de Dios mismo para redención.

• Isaac y Jesús: Todo el sistema de sacrificios establecido por Dios en el Antiguo Testamento sirvió de base para la venida de Jesucristo, quien es el perfecto sacrificio que Dios proveería como expiación por los pecados de su pueblo (Romanos 8:3; Hebreos 10).

Con Isaac, el hijo prometido a Abraham vemos un símil de lo que estaba por venir. Cuando Dios le pide a Abraham su hijo en sacrificio, en el trayecto hacia el monte Moriah, Isaac carga los trozos de madera hacia lo que parecía su muerte.

Jesús el cordero perfecto, 1,800 años más tarde, camina cargando su propia cruz de madera en el mismo monte para culminar el sacrificio que rasgaría el velo del templo en dos para darnos acceso al Padre para la eternidad

¡Tantos años de historia conectados bajo un mismo propósito de amor de Dios para sus hijos!

Creemos que todo esto sucedió por fe, es a través de dicha virtud que conocemos a Jesús porque "En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan." (Hebreos 11:6)