Vencer: Devociones de Tiempo de GraciaMuestra

Tristeza y soledad ¿Alguna vez ha recibido "la mirada"? Después de haber pasado por una dificultad, hubo personas que le preguntaron: “¿Y cómo estás?” Usted hubiera querido expresar toda su frustración, pero no quiere sobrecargar a nadie; no quiere gemir ni parecer negativo y obsesionado con sus problemas, por lo que responde con una mentira y dice: "Bien". ¿Y sabe qué es lo peor? Cuando ha sido duramente golpeado por un desastre, no le gusta que lo visiten; tal vez tengan buenas intenciones, pero dicen cosas estúpidas como “Sé como te sientes”, y quiere contestarles con enojo: “¡Usted no tiene ni idea de cómo me siento!” ¿Ha hallado el alivio y el consuelo que vienen de compartir sus cargas con Jesús? En realidad, él sí sabe como se siente usted. Isaías dice de nuestro sufriente Salvador: “Los hombres lo despreciaban y lo rechazaban. Era un hombre lleno de dolor, acostumbrado al sufrimiento” (Isaías 53:3). Los altibajos emocionales que se producen en la lucha con el dolor pueden hacer que uno se quiera aislar. Cuando usted haya sido llamado como amigo por un sufrido compañero llamado Jesús, cuyo corazón sufre con usted y por usted, va a tener mucha más paciencia con las personas que lo rodean.Tristeza y soledad ¿Alguna vez ha recibido "la mirada"? Después de haber pasado por una dificultad, hubo personas que le preguntaron: “¿Y cómo estás?” Usted hubiera querido expresar toda su frustración, pero no quiere sobrecargar a nadie; no quiere gemir ni parecer negativo y obsesionado con sus problemas, por lo que responde con una mentira y dice: "Bien". ¿Y sabe qué es lo peor? Cuando ha sido duramente golpeado por un desastre, no le gusta que lo visiten; tal vez tengan buenas intenciones, pero dicen cosas estúpidas como “Sé como te sientes”, y quiere contestarles con enojo: “¡Usted no tiene ni idea de cómo me siento!” ¿Ha hallado el alivio y el consuelo que vienen de compartir sus cargas con Jesús? En realidad, él sí sabe como se siente usted. Isaías dice de nuestro sufriente Salvador: “Los hombres lo despreciaban y lo rechazaban. Era un hombre lleno de dolor, acostumbrado al sufrimiento” (Isaías 53:3). Los altibajos emocionales que se producen en la lucha con el dolor pueden hacer que uno se quiera aislar. Cuando usted haya sido llamado como amigo por un sufrido compañero llamado Jesús, cuyo corazón sufre con usted y por usted, va a tener mucha más paciencia con las personas que lo rodean.