Dominio propio

Han pasado más de 50 años desde la revolución sexual de los años 60, y una cosa es segura: todo está permitido cuando se trata de la perspectiva de nuestra generación sobre la sexualidad humana. “Si se siente bien, hazlo” ya no es el lema de nadie porque es un hecho. Incluso dentro de la iglesia la perspectiva de la gente sobre la sexualidad parece haber adquirido vida propia. Una estadística señala que más del 60% de los cristianos solteros son sexualmente activos. Si has leído el punto de vista de Dios sobre la sexualidad, entonces deberías rascarte la cabeza preguntándote. ¿Cómo podría ser eso? En realidad, no es tan complicado como podrías imaginar. Cuando se llega al fondo del problema esto es lo que importa. ¿Quién decide lo que es mejor para ti? ¿Tomas tus propias decisiones o estás rendido al Espíritu Santo en cada paso de tu camino? ¿Entregarás tu sexualidad a tus hormonas o dedicarás esta parte de tu vida al Dios que creó tu deseo sexual? En 1 Corintios 6, Pablo nos recuerda que como seguidores de Cristo Jesús, hemos sido comprados por un precio. Ya no somos nosotros. Pero todo se resume a rendirse. ¿Quién controla tu cuerpo? ¿Controlas tus decisiones o Dios está en control de tu vida? Hay mucho en juego aquí, ¿especialmente cuándo se trata de tu sexualidad? 

Preguntas: 

¿Qué áreas específicas de tu sexualidad necesitas rendir al Señor? ¿Cuáles son algunos pasos prácticos que debes dar para que Dios controle tu cuerpo?