«Un Intercambio Glorioso»Muestra
«¿Qué clase de fruto das tú?»
En el Capítulo 7 de Mateo, como parte del Sermón del monte, Jesús enseña que hay árboles buenos y árboles malos, que el buen árbol da buenos frutos, pero el malo da frutos malos. No solo eso, sino que aquel árbol, que no da buenos frutos, será echado en el fuego. A continuación, el Señor nos enseña sobre la eternidad de nuestras almas, pronunciando uno de los pasajes de las escrituras que más temor de Dios me produjo desde los días de mi adolescencia hasta hoy. Jesús dijo:
«En aquel día muchos me dirán: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces el Señor les declara: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad». Jesús dice: «Apártense de mí, ustedes que dicen ser mis discípulos y sin embargo viven como si nunca les hubiera dado instrucciones que obedecer».
Es inevitable darse cuenta, que en este pasaje aparecen pastores, apóstoles, profetas y líderes de la iglesia; diciéndole al Señor en el día de su encuentro cara a cara con Él, que lo conocen, que lo sirvieron fervientemente y que hicieron milagros en su nombre. Sin embargo, el Señor les dice que nunca los conoció, que no sabe quiénes son, y les ordena se aparten de Él llamándolos «hacedores de maldad». Claramente podemos entender que lo más importante no es solo que nosotros lo conozcamos a Él, sino que Él nos conozca a nosotros. ¡Si el Señor no tiene nuestro corazón, entonces no tiene nada!
También queda claro que todo servicio a Él, por más prolongado que sea, y aunque esté acompañado de señales de poder, no cuenta si Dios no es el dueño de nuestra vida. Podemos ser de gran bendición para mucha gente, incluso estar frente a congregaciones multitudinarias, donde muchas personas son salvas, pero para Dios nada de eso cuenta si nuestras vidas (en todos sus aspectos), no le pertenecen completamente a Cristo. El Señor enseña más sobre esto cuando dice: «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos».
¡No deja duda que los que van a heredar el reino de Dios son los que renunciando a sus propias vidas, viven para hacer la voluntad del Padre!
Escrituras
Acerca de este Plan
Éste devocional analiza las falencias que como cuerpo de Cristo tenemos, y de la misma manera nos muestra una salida para dejar atrás dicha problemática, llegando a la conclusión que por medio de intercambios gloriosos, «perder es ganar».
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Nos gustaría agradecer a Fabián Liendo en convenio con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: http://www.elcentronetwork.com y http://www.facebook.com/Kyosko