Devocional: El esconditeMuestra
La batalla es real
Recuerdo tan vívidamente el día en que me senté en mi terraza trasera con la cara en mis manos llorando y sintiéndome tan derrotada. Había estado batallando contra la ansiedad posparto y depresión por lo que parecía una eternidad. Mis hijos estaban descuidados, mi matrimonio sintió ese peso y yo estaba herida de la batalla por adentro. Sentía como si mi mundo entero se estaba estrellando a mi alrededor.
Te dicen que "escojas tus batallas" con tus hijos. Como madre de varios niños pequeños, tengo que admitir que ese es un consejo al que me aferro casi a diario. Pero, ¿qué pasa cuando se trata de tu vida? No consigues simplemente escoger tus batallas. Pueden venir de a dos o tres al mismo tiempo, golpeándote desde cada dirección. En ocasiones, el peso del mundo cae sobre ti, y no puedes elegir de cuál quieres hacerte cargo.
La batalla en tu matrimonio.
La batalla con un hijo enfermo.
La batalla con la enfermedad posparto.
La batalla con el balance trabajo/vida.
La batalla con un hijo con necesidades especiales.
La batalla con tus finanzas.
Hay batallas alrededor, y lo más probable es que tú estés peleándo una batalla de algún tipo en tu vida justo ahora. Tal vez más de una.
Hermana, la batalla es real. Muy real.
Pero hay esperanza y verdad en las batallas que enfrentamos.
El Señor no te envía a ciegas a la batalla. Él no te envía a ningún lado en el que Él no haya estado ya. "Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores" (Salmo 23:5). Él no solamente está allí en medio de tu batalla, Él prepara un banquete para ti. Si tú eres como yo, un banquete no es algo fácil de preparar. ¡ESPECIALMENTE en medio del caos! Pero Dios está justo allí en medio de tus batallas con un pavo gigantesco, rosqullas del tamaño de tu cara y más pasteles que Marie Callendar, esperándo.
Aún en medio de mis batallas más oscuras, escucho la voz callada susurrándome: "Estoy en esto contigo. Únete a la mesa. Soy tu Escondite. Yo te protejo de los problemas. Yo te envuelvo con canciones de victoria".
Chicas, vístanse de gala y tomen su tenedor. Vamos a la batalla.
Recuerdo tan vívidamente el día en que me senté en mi terraza trasera con la cara en mis manos llorando y sintiéndome tan derrotada. Había estado batallando contra la ansiedad posparto y depresión por lo que parecía una eternidad. Mis hijos estaban descuidados, mi matrimonio sintió ese peso y yo estaba herida de la batalla por adentro. Sentía como si mi mundo entero se estaba estrellando a mi alrededor.
Te dicen que "escojas tus batallas" con tus hijos. Como madre de varios niños pequeños, tengo que admitir que ese es un consejo al que me aferro casi a diario. Pero, ¿qué pasa cuando se trata de tu vida? No consigues simplemente escoger tus batallas. Pueden venir de a dos o tres al mismo tiempo, golpeándote desde cada dirección. En ocasiones, el peso del mundo cae sobre ti, y no puedes elegir de cuál quieres hacerte cargo.
La batalla en tu matrimonio.
La batalla con un hijo enfermo.
La batalla con la enfermedad posparto.
La batalla con el balance trabajo/vida.
La batalla con un hijo con necesidades especiales.
La batalla con tus finanzas.
Hay batallas alrededor, y lo más probable es que tú estés peleándo una batalla de algún tipo en tu vida justo ahora. Tal vez más de una.
Hermana, la batalla es real. Muy real.
Pero hay esperanza y verdad en las batallas que enfrentamos.
El Señor no te envía a ciegas a la batalla. Él no te envía a ningún lado en el que Él no haya estado ya. "Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores" (Salmo 23:5). Él no solamente está allí en medio de tu batalla, Él prepara un banquete para ti. Si tú eres como yo, un banquete no es algo fácil de preparar. ¡ESPECIALMENTE en medio del caos! Pero Dios está justo allí en medio de tus batallas con un pavo gigantesco, rosqullas del tamaño de tu cara y más pasteles que Marie Callendar, esperándo.
Aún en medio de mis batallas más oscuras, escucho la voz callada susurrándome: "Estoy en esto contigo. Únete a la mesa. Soy tu Escondite. Yo te protejo de los problemas. Yo te envuelvo con canciones de victoria".
Chicas, vístanse de gala y tomen su tenedor. Vamos a la batalla.
Escrituras
Acerca de este Plan
Hay veces que, como madre, solo quieres esconderte, quizás en la despensa con una barra de chocolate, ¿cierto? Esconderte de las tormentas de la vida, del peso de las responsabilidades, del ruido, la rutina. Esconderte de las cosas por hacer, de nuestro título. Solo esconderte, a solas con Jesús, donde le escuchemos llamarnos por nuestro nombre, donde le dejemos rodearnos con Sus cánticos de victoria.
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