«Jesús, El Hijo Hecho Hombre»Muestra

«El misterio del Dios triuno»

¿Puede imaginarse parado en la playa del río Jordán y mirar esta escena? Primero, Juan bautiza a Jesús, lo que es suficientemente impactante. Entonces se abren los cielos y desciende una paloma que es más que solo una paloma. Y se escucha una voz. ¡Qué voz! Como un trueno, que habla a Jesús. «Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia».

¿Puede imaginarse parado allí, con los ojos abiertos, la mandíbula abierta, y el corazón que palpita fuerte? En un mismo momento sentir al Dios triuno. Padre, Hijo y Espíritu Santo. Un Dios, tres personas. No es una persona que cambia de forma. No es como el agua líquida que se convierte en hielo y entonces se convierte en vapor. El Padre no se convierte en Hijo para luego ser el Espíritu. Oh no, un Dios (destacado en toda la Biblia), en tres distintas personas cada una eternamente e igualmente Dios.

La carga bautismal encontrada en el otro final del Evangelio según Mateo ubica la unidad y la pluralidad en la deidad lado a lado: «Bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». Un nombre, singular, porque es solamente un Dios. Pero este es el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu, que indican que son tres personas en una divinidad.

¿Esto hace sentido? No totalmente. ¿Está lógicamente ordenado y nítido? Difícilmente. ¿Hay algún precedente o analogía en algún lugar? No que yo sepa. ¿Pudo alguna persona soñar esto? Lo dudo. ¿Hay algún misterio aquí? ¡Si! Abundan los misterios. ¿Estoy sorprendido, que Dios trasciende y desconcierta mi pequeña finita razón? En absoluto.

Un Dios, tres personas. Eso es lo que la Biblia asume. Y esta verdad es crucial. Significa que Dios no necesitaba creas humanos o ángeles a quienes amar. Dios siempre ha amado y ha sido amado. Siempre ha habido perfecto amor entre las personas de la Trinidad. Dios no se convirtió en amante en un momento en el tiempo, porque Él siempre ha amado. Nuestro Dios es amor. Si Dios no fuera triuno, entonces no podría ser amor en su esencia. Dios triuno. Nunca hemos imaginado esto, pero ahora, ese Dios ha revelado su Trinidad, hemos visto cuán maravilloso y necesario es. Nuestro gran triuno Dios es un amante. «Este es mi hijo amado». Y siempre lo ha sido.